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  de Tecnología

MUSEOS AHORA Nº 2

CURSO-TALLER DE CONSERVACIÓN Y RESTAURACIÓN DE MADERA POLICROMADA

CONTENIDO:
PRESENTACIÓN
ORGANIZADORES Y PARTICIPANTES

LA FUNCIÓN DE LA IMAGEN. José Manuel Hernández

La Escultura en la Antigua Provincia de Venezuela
Tecnología de la Escultura Policromada
Causas de degradación de la Escultura Policromada
Estudio de las Características y del Estado de Conservación de la Escultura Policromada
Criterios y Proceso de Intervención


CASOS PRÁCTICOS:
   San Pedro Apóstol
   Virgen del Carmen
   Santo Domingo de Guzmán
   La Inmaculada Concepción
   Santa Ana

BIBLIOGRAFÍA
ANEXOS
GLOSARIO


ANEXOS:

TÉCNICAS DE INTERVENCIÓN DE MADERA POLICROMADA
Cecilia Bagés, profesional de la restauración, dictó una conferencia sobre su experiencia de intervención de la Colección de Tallas Policromadas de la Capilla de Santa Bárbara de Cabudare, Estado Lara, Venezuela.
Dicha Colección está conformada por imágenes religiosas del siglo XVII, cuyo valor se fundamenta en su antigüedad y en que fueron el producto de la fe y la destreza de los artesanos de entonces. La Capilla donde se encuentran fue construida entre finales del siglo XVII y comienzos del XVIII. Su restauración motivó a su actual propietario a contratar a un profesional para intervenir y preservar las mencionadas imágenes, en vista de que habían sufrido los efectos de la humedad, la luz, los cambios de temperatura, la biodegradación y la acumulación de polvo y suciedad.
Las obras fueron elaboradas de acuerdo a diversas técnicas constructivas: imágenes articuladas de vestir, de un solo bloque, de varios bloques, fijas y de varias piezas inamovibles y, articuladas de varias piezas movibles.
El proceso de intervención se inició con la desinfección de las obras mediante tratamientos curativos y preventivos. A este paso le siguió un examen exhaustivo de cada una de ellas a fin de caracterizarlas, hacer un diagnóstico de su estado de conservación para precisar el tratamiento y por último, iniciar el trabajo de conservación y restauración. Este proceso estuvo orientado según el criterio de mínima intervención, es decir, por la mayor dedicación al trabajo de conservación que al de restauración.
La conferencia fue ilustrada con trasparencias que marcaron el orden progresivo de todo el trabajo de intervención.
Reseña de la conferencia dictad" por Cecilia Bagés.
EL AMBIENTE Y EL DETERIORO DE LOS BIENES CULTURALES (*)
El clima es la resultante de muchos elementos y factores e diversa naturaleza. Al hacer cualquier tipo de análisis deben tomarse en consideración, fundamentalmente por la incidencia que tienen, la temperatura, la radiación solar y la humedad. Esta última, considerada en su más amplia acepción, incluye las precipitaciones, la condensación y la propia evaporación. Sobre estos factores principales influyen a su vez parámetros tales como la ubicación geográfica, la topografía y las características específicas de la región: sus montañas, los océanos que la delimitan, etc.
El trabajo de clasificación de los climas se enmarca en los contenidos de dos disciplinas científicas determinadas, a saber, la geografía física y la climatología. Los especialistas han realizado numerosos intentos y, de esta forma, han aparecido muchas variantes de organización. Sin embargo, en todos los casos, la diferencia se basa esencialmente en los cambios de temperatura y de humedad de la región.
Entre las divisiones más conocidas se encuentran las siguientes:
a. Clima ecuatorial
d. Clima monzónico
g. Clima continental
b. Clima tropical
e. Clima desértico
h. Clima polar.
c. Clima sub tropical
f. Clima marítimo
i. Clima litoral,
aunque a veces aparecen reportadas también otras modalidades tales como tropical-húmedo, continental-seco, etc.
En el día de hoy vamos a centrar nuestra atención en la zona tropical, en la cual, como veremos más adelante, se aprecian diferentes tipos de clima.
Esta zona se encuentra .comprendida, teóricamente, entre los trópicos de Cáncer y de Capricornio. Al desplazarnos dentro de esta región, se puede observar como cerca del Ecuador el clima es cálido y húmedo constantemente, y como, según nos vamos alejando, aunque la temperatura siga siendo cálida, el ambiente será seco o húmedo según la época del año. Tal es el caso del clima monzónico. En latitudes superiores, tanto la temperatura como la humedad van disminuyendo, hasta llegar a los climas desérticos.
Si nos basamos en la clasificación climatológica de Koeppe, que considera dieciséis tipos diferentes de clima, veremos que la variación señalada anteriormente, puede ser representada por cinco de ellos. En un primer grupo estarían: ecuatorial húmedo, litoral alisio y tropical subhúmedo, correspondientes a los climas cálidos y húmedos. En un segundo grupo: tropical semiárido y tropical desértico. Estos incluyen a los climas cálidos y secos.
Desde el punto de vista geográfico, los tres primeros tipos comprenden el 90% de la zona tropical, los dos restantes constituyen el 10%. Las regiones que se encuentran en el primer grupo son: América Central y el Caribe, la parte principal de América del Sur, al norte de una línea que atraviesa el Perú, Bolivia, Argentina, Paraguay y el sur del Brasil; África, al sur del Sahara, con parte de Sudáfrica y con Madagascar, Asia meridional hasta el Himalaya y la meseta de Yunnon por el norte y el Valle del Indo por el oeste, con las Filipinas. Indonesia y las islas del Pacífico meridional, así como una franja de Australia a lo largo de la cota septentrional hasta la latitud de Nueva Caledonia. Las zonas de climas cálidos y secos son: la meseta central del norte de México; la franja costera del oeste de los Andes, con un clima completamente distinto en las grandes altitudes del Perú y el norte de Chile. La región desértica del norte y el centro de África Oriental y prácticamente la totalidad del sur de África. Las regiones desérticas de Arabia, Jordania, Siria e Irak, y más al oeste una franja de tierra a lo largo del Golfo Pérsico, la mayor parte del Pakistán Occidental y una gran parte del desierto australiano.
En conjunto, todas estas regiones climáticas ocupan un poco más del 65% de la superficie de los continentes, y en ellas se encuentran casi todos los países económicamente poco desarrollados. Esto, como veremos más adelante, es sumamente importante.
ALGUNAS CARACTERÍSTICAS DE LOS CLIMAS COMPRENDIDOS EN LA ZONA TROPICAL
Valores elevados de temperatura y humedad son factores que definen, de forma general, el clima en la zona tropical. En las latitudes próximas al Ecuador, y al nivel del mar, la temperatura media anual es de 26ºC, y la oscilación anual es de 0,5 y 2,5ºC. señalamos la oscilación porque desde el punto de vista de los objetos en general, las más importantes son las variaciones climáticas, ya que son a ellas a lo que los distintos materiales son más sensibles.
Los valores de humedad relativa son del 70% o más, y de nuevo, son las variaciones de este parámetro las que mayor afectación van a producir. La máxima humedad relativa tiene lugar poco antes de salir el sol, y la mínima, al comienzo de la tarde (aproximadamente, al contrario de lo que ocurre con la temperatura). Por eso, estos son los momentos más peligrosos para los monumentos y para los objetos ubicados al aire libre.
En el caso de las precipitaciones, el valor de interés es la distribución, ya que cuando es uniforme, la degradación es menor, independientemente del nivel de las lluvias. La acción de este agente es de tipo mecánico, no obstan- te, debido a su elevado poder di- solvente ya la presencia de di óxido de carbono (CO2) yotras impurezas gaseosas atmosféri- cas, su agresividad se puede ver incrementada.
EL CLIMA Y EL DETERIORO DE LOS BIENES CULTURALES
La estabilidad de una antigüedad o de cualquier obra de arte depende de dos elementos fundamentales: del material del cual está construida, que puede variar considerablemente, y de las condiciones a las que ha estado sometida a lo largo del tiempo.
teniendo en cuenta su composición, los materiales se pueden dividir en dos grandes grupos: materiales orgánicos y materiales inorgánicos, siendo los primeros, en general, mucho más susceptibles a la acción de los agentes degradantes. Independientemente de cuál sea el mecanismo de acción, existen sobradas evidencias para considerar el clima como el agente preponderante que determina el deterioro y la destrucción de los bienes culturales. Pero son específicamente la humedad y la temperatura los principales parámetros a tener en cuenta en este ataque. Ambos factores favorecen la desintegración física, química y biológica, ya que aceleran el desarrollo del proceso de degradación, y son determinantes para el crecimiento de las bacterias, hongos, insectos, algas, musgos y líquenes.
La temperatura es importante por el papel que juega en las velocidades de las reacciones del deterioro químico, y los cambios mecánicos que produce en las estructuras de los materiales. La humedad incide en los procesos de deterioro relacionados con las alteraciones dimensionales, que pueden dar como resultado el torcimiento y la aparición de rajaduras; en las reacciones de deterioro químico y en el biodeterioro.
Pasaremos ahora a analizar algunos aspectos relacionados con la acción del clima como agente degradante de los diferentes materiales.
Pinturas de Caballete:
La estabilidad de un cuadro depende en gran medida de los distintos ambientes en donde ha sido exhibido.
Las combinaciones de elevadas temperaturas y humedades relativas y sus correspondientes fluctuaciones provocan la contracción y expansión alternativas de los lienzos, originan grietas en los soportes y empañamiento de los barnices.
Los efectos fotoquímicos de la luz solar, tan brillante y fuerte en la zona tropical, debilita los colores y favorece la oxidación de la celulosa.
El incremento de la temperatura produce también la sequedad de los materiales; y el polvo, arrastrado por los molinos de vientos calientes, desgasta las superficies pintadas.
La acción biológica comprende el daño provocado por los insectos (moscas, cucarachas, termitas, etc.) sobre los bastidores de madera y el efecto directo sobre la capa pictórica por la aparición de huevos y larvas. También la aparición de manchas o el desprendimiento de zonas como resultado de los procesos de metabolismo de hongos y bacterias, o por la acción mecánica de los micelios de los hongos que van penetrando en los estratos de la pintura.
La aparición de ampollas y las eflorescencias salinas son también resultado de una humedad excesiva y continua, al igual que las rajaduras y deformación de los paneles de madera.
Las colonias de mohos proliferan en la oscuridad, de ahí que se deba garantizar una iluminación y ventilación adecuadas durante al almacenamiento. El aire al circular impide que las esporas suspendidas en el ambiente se depositen y germinen.
Los adhesivos acuosos como la cola animal sufren un considerable deterioro en los climas tropicales-húmedos. Los estucos de yeso yagua de cola utilizados para el relleno de lagunas tienden a dilatarse y contraerse, en respuesta a las condiciones meteorológicas fluctuantes, y pueden incluso endurecerse de forma irreversible.
Los barnices se amarillean.
La protección de las pinturas mediante cristales, en lugar de resolver un problema, puede llegar a ser un factor de riesgo adicional, ya que en regiones muy húmedas se puede producir la condensación, creándose depósitos acuosos. Además, algunos tipos de cristales, en estas condiciones, se pueden volver porosos y opacos, dificultando la apreciación de la obra de arte.
Textiles:
Las principales características de un tejido son la tenacidad y la flexibilidad. Es por ello que el grado de deterioro de las fibras textiles se mide precisamente por el grado de resistencia a la tracción y a la flexión. Generalmente, este tipo de material es de naturaleza orgánica.
Las causas comunes del deterioro de los tejidos son la luz, el oxígeno, la humedad, la contaminación atmosférica, los insectos y los microorganismos. Todo esto puede hacerse extensivo a los cueros.
Las condiciones tropicales de calor y humedad fomentan el desarrollo de seres vivos dañinos como las larvas de polillas y escarabajos, y de ciertos microorganismos como los mohos. Todos ellos proliferan en la oscuridad, el calor y la quietud, creando manchas y perforaciones que afean el aspecto de la obra.
La humedad también es capaz de intensificar la acción destructora de la luz, que de por sí resulta ser un fuerte agente degradante de los tejidos, al provocar su debilitamiento y decoloración. Bajo su influencia se pueden producir una serie de reacciones que reblandecen y debilitan las fibras, debido a la rotura de las largas cadenas de moléculas que son, en última instancia, las responsables de la resistencia. También es frecuente que acuse la decoloración de los tintes.
La aparición de manchas por lo general está asociada a la producción de ácidos, enzimas y pigmentos de los hongos y bacterias durante sus procesos de metabolismo.
Una prueba fehaciente del efecto negativo de la luz y la humedad sobre los materiales textiles, lo constituye la sorprendente buena apariencia que presentan algunas envolturas de las momias egipcias, que han permanecido estables durante largo tiempo en la oscuridad y sequedad de las cámaras mortuorias de las pirámides.
Metales:
Los metales forman un grupo heterogéneo y bien definido de materiales, casi todos sujetos a la corrosión, es decir, a la pérdida de sus propiedades metálicas con la formación de incrustaciones minerales. Esto se debe a una serie de reacciones químicas y electroquímicas con el medio circundante, que producen su desintegración, la cual será más o menos rápida, según sea la naturaleza del metal y las condiciones en que se encuentre expuesto.
La corrosión de los metales que, aparte de su importancia en el campo de la tecnología y la economía, tiene gran significación en la preservación de los objetos de arte metálicos recuperados en excavaciones arqueológicas, pertenecientes a colecciones privadas o de museos, o expuestos en exteriores. Todos ellos deben ser protegidos contra la acción de los , agentes degradantes. Entre ellos resultan especialmente dañinos la temperatura, la humedad relativa, los contaminantes atmosféricos y los microorganismos. En los países tropicales, el deterioro de los materiales metálicos se ve incrementado a causa de lo adverso de las condiciones climáticas.
De acuerdo a consideraciones actuales, la corrosión atmosférica de los metales, en la mayoría de los casos, se desarrolla bajo capas muy finas de soluciones de electrolitos. En una atmósfera limpia, la velocidad de los procesos corrosivos en las películas acuosas disminuye con el tiempo debido a que la propia capa de productos de corrosión que se va formando, actúa como una barrera, impidiendo el contacto directo entre el medio y el metal. No obstante, la presencia en el aire de contaminaciones gaseosas (S02, NH3, CO2, NO2, H2O, S03) provoca un aumento brusco de la velocidad de corrosión, de forma proporcional a sus concentraciones.
Por ejemplo, en un ambiente no contaminado, sobre la superficie del cobre y de sus aleaciones -el bronce y el latón-, se forma una pátina de color carmelita claro de características protectoras. Sin embargo al combinarse ésta con el dióxido de carbono (CO2) del aire, se transforma en carbonatos básicos de color azul verdoso; el sulfuro de hidrógeno (H2S) da lugar a capas negras de sulfuros y, el dióxido de azufre, forma los sulfatos alcalinos de color verde esmeralda.
La salinidad ambiental, debida a los iones cloruros, es responsable de la conocida "enfermedad del bronce" y de su consecuencia inmediata, "la pátina maligna". Ahora bien, no importa cuál sea el contaminante, ni en qué concentración se encuentre, su acción sólo podrá ejercerse en presencia de determinados niveles de humedad. La temperatura y los altos niveles de radiación solar, también incrementarán la velocidad de desarrollo de los procesos de deterioro metálico.
Maderas:
La madera por ser un material de origen orgánico se deteriorará normalmente bajo la acción combinada de los ataques químicos y biológicos. Se trata de un material de estructura celular, anisotrópico (es decir, que se expende o se contrae de forma desigual a lo largo de sus direcciones longitudinal, radial y tangencial) , higroscópico y biodegradable.
El comportamiento de la madera con la humedad reviste fundamental importancia para los con- servadores, ya que muchos de los daños que puede sufrir, se explican en términos de su reacción a las variaciones que tienen lugar en el medio ambiente. Sin embargo, no debe soslayarse el efecto de la temperatura, ya que ésta será la fuerza que controlará el nivel de humedad, así como los cambios en el contenido atmosférico. Las fluctuaciones en la humedad, tan comunes en el clima tropical, causarán ciclos de ensanchamiento y contracción que podrán alterar las dimensiones físicas de la madera, y en casos extremos, provocar su distorsión y agrietamiento; la madera puede abarquillarse y hasta rajarse. En el caso de la madera policromada, las tensiones que se originen por estas causas, serán responsables del desprendimiento de las capas de pintura. Algunas maderas se decoloran por la acción de los rayos ultravioleta (caoba, nogal); otras se amarillean (roble) o se oscurecen (teca). Esto, lógicamente puede incrementarse en condiciones de elevada radiación solar.
Un detalle que debe tomarse en cuenta al restaurar objetos de madera en los climas tropicales, es la susceptibilidad de los adhesivos y consolidantes a la humedad excesiva, ya que muchos de ellos son sensibles a los cambios de humedad relativa; se pueden secar, volver frágiles y perder adherencia.
Otra causa de deterioro de la madera, que se intensifica en las zonas de clima tropical, son los insectos y los microorganismos. Las termitas constituyen una de las plagas más destructoras de las maderas de construcción en los trópicos. También se señalan a los escarabajos como agentes dañinos. En Cuba se han realizado estudios microbiológicos en maderas recuperadas de diferentes inmuebles: son ejemplos la Iglesia del Espíritu Santo y el Convento de Belén, ambos situados y en el Casco Histórico de La Habana vieja, declarado por la UNESCO Patrimonio de la Humanidad.
Las muestras tomadas presentaron alteraciones, tales como manchas oscuras y descomposición total de la madera.
La Iglesia del Espíritu Santo es el edificio religioso más antiguo que se conserva en La Habana. Data del año 1674 y en sus techos, todos de madera, se evidencia la notable destrucción de las vigas construidas en cedro (cedrela odosata). La investigación detectó la existencia de hongos contaminantes con predominio de los géneros Aspergillus y Penicillium. La pudrición blanca y la parda, también presentes, han debido a ser causadas fundamentalmente por hongos superiores, de los cuales se pudieron aislar e identificar especimenes de Ascomicetos y Denteromicetos.
En el Convento de Belén, parte integrante de uno de los conjuntos religiosos del siglo XVIII, se logró aislar una gran cantidad de especies fungidos de probada actividad celulolítica y lignolítica, lo que también explicó la descomposición sufrida por la madera.
En una pieza de madera saturada en agua, rescatada de un naufragio del siglo XVlll, que fue sometida a un tratamiento de consolidación con sacarosa, se lograron aislar especimenes de los géneros Trichoderma y Aerobasidium. Se sabe que este último produce manchas muy oscuras similares a las encontradas en la rondana del pecio del barco de Nuestra Señora del Rosario.
LOS MUSEOS Y EL CLIMA TROPICAL
El peligro al que están expuestos los bienes culturales en las zonas de clima tropical no se limita sólo al hecho de su exhibición en exteriores, sino que se extiende al interior de los museos y almacenes.
Como habíamos señalado, las obras de arte son muy sensibles a los cambios atmosféricos, y por eso, en el caso de los museos, los mayores esfuerzos deben dirigirse a mantener los controles, dentro de los niveles adecuados, de factores tales como humedad relativa, temperatura, radiación solar, polvo, etc. Tarea realmente compleja en el clima tropical.
Algunas acciones recomendadas en la literatura especializada para alcanzar la mayor estabilidad de los bienes culturales, son mantener entre el 50 y el 65% la humedad relativa y de 16 a 25ºC de temperatura, colocar filtros y controlar la iluminación, entre otros.
Los estándares y normas establecidos para países europeos y de clima templado en general, no tienen que ser necesariamente adecuados para las zonas tropicales. Las reglamentaciones para los museos no deben ser universales, sino reflejar las condiciones locales.
En los países tropicales cobra gran importancia el diseño del edificio del museo, pues se debe grantizar un ambiente favorable de exposición, a pesar de lo agresivas que puedan ser las condiciones climáticas exteriores. Por ello, si bien es cierto que la conservación de los objetos en los museos de los países tropicales no difiere en principio de la conservación en los climas templados, en lo que se refiere a los objetos propiamente, lograr mantener los factores dañinos en los márgenes de seguridad es más difícil en el primer caso, y, por lo tanto, la regulación de las condiciones del medio resulta más complicada y costosa.

BIBLIOGRAFÍA
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PLEINDERLEITH, H.J., WERNER, A.E.A.
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Regional Seminar on the Conservation of Cultural Materials in Humid Climates, Camberra,1980.

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