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UN MUSEO QUE SE INVENTÓ A SÍ MISMO
Moraima Guanipa
En
la amplitud de los terrenos de La universidad del Zulia, los
destartalados y ruidosos autobuses de la Ruta 6 avientan sudorosos
pasajeros; el. viento inflama las mantas de las mujeres wayúu,
prestas a tomar los "por puestos" vía Ziruma
o los buses en dirección de Los Filúos; los estudiantes
incendian cauchos que se desvanecen aún más rápido
por el fuego del asfalto y los carros rinden su culto al aire
acondicionado. Esa cotidianidad conocerá también
de las rutinas de un museo.
Sobre una tierra donde el cielo se limpia de nubes y la arena
sólo conoce de chubascos y calores, viene creciendo una
edificación de concreto y metal, llamada a guardar, proteger
y mostrar la contemporaneidad de la vida cultural y artística
de la región, del país. Pero como no podía
evitarse en una tierra donde el gentilicio es casi una nacionalidad,
en esos espacios también la zulianidad se volverá
materia viva.
Una valla colorida anuncia el destino y la misión de ese
edificio que aloja al Museo de Arte Contemporáneo del
Zulia (Maczul). En su interior se desarrolla una novedosa experiencia
museística, cuya apertura saldará una vieja cuenta
con esta región que ha aportado nombres al mundo de la
cultura venezolana, y que paradójicamente hasta ahora
ha carecido de un espacio dedicado al estudio y la difusión
del arte y la cultura en sus diversas manifestaciones. Estamos
ante una experiencia de aliento colectivo, consciente del papel
de la cultura como componente esencial en el mejoramiento de
la calidad de vida de los pueblos y del rol vital que juegan
los museos como instrumentos para revalorizar los procesos culturales
de las sociedades.
PRIMERO FUE UN ÁRBOL
Lo que comenzó como la modesta idea de crear una galería
de la Universidad, se transformó en un ambicioso proyecto
que responde a un amplio perfil y el reto fue construir desde
el entusiasmo. En 1989 se creó la Fundación Maczul,
presidida desde entonces por Mirna Quintero de Velasco. En 1991
La Universidad del Zulia celebró su centenario con la
cesión en comodato de 3.6 hectáreas de terreno
para la construcción del museo, y la entrega de su diseño
arquitectónico, de 13 mil m2.
Con la siembra de un árbol, el museo comenzó a
crecer en Maracaibo. Entre altas y bajas presupuestarias, en
seis años se levantó la estructura modular que
desde ahora distingue al edificio, un proyecto de las arquitectas
Ana María Borjas y Thaís Ferrer (Unidad de Planificación
Física de LUZ) que responde a las exigencias actuales
de la compleja labor museística y de los centros culturales
contemporáneos. Prevé, además, su crecimiento
insertado dentro de los planes de infraestructura de LUZ, de
manera que en el futuro inmediato el museo será el eje
de un sistema cultural universitario.
MUSEO ORGÁNICO VS MUSEO MAUSOLEO 
Conforme el museo fue adquiriendo forma física, también
se desarrollaba una intensa y hasta ahora continuada tarea para
definir su perfil, con la participación de un equipo de
especialistas en las áreas propias de un museo.
Los debates no se hicieron esperar y hubo quienes defendieron
la idea de un museo de arte contemporáneo en el sentido
más estricto del término, es decir, dedicado al
estudio, colección y divulgación del arte de nuestros
días. Otra .visión apuntaba a una concepción
vinculada a nociones integradoras del arte, a lo antropológico,
lo social, lo histórico y lo comunitario. Este último
camino es el que ensaya actualmente el Maczul.
Responsable en buena parte de esa orientación, Manuel
Espinoza, director ejecutivo invitado del Museo, justifica esta
necesidad de que la institución asuma la condición
de agente dinámico y activo en la transformación
sociocultural de la región.
-El Maczul se concibe como un museo orgánico capaz de
actuar en consonancia con sus necesidades y expectativas, expresando
y reflejando sus más altas aspiraciones culturales y sociales.
Eso es lo que se trata de reflejar en su estructura y programación.
Pero, ¿y lo contemporáneo? , es la pregunta que
asalta si nos atenemos al nombre mismo del Museo. Para este veterano
de las experiencias museísticas y culturales, fundador
y primer director de la GAN, es necesario redefinir y debatir
sobre el término contemporáneo.
-Lo contemporáneo responde a la vida en toda su complejidad
y temporalidad cultural. El museo debe ser expresión de
lo que pasa en el mundo, en la ciudad, en el país. Se
nutre de todas las manifestaciones que conforman el mundo contemporáneo.
Es una perspectiva que contrasta de manera radical con la concepción
del arte contemporáneo visto por la institucionalldad
del arte de hoy, legitimado por el sistema de mercado, o el sistema
cultural, que pone énfasis en lo nuevo. Esta concepción
ha creado estamentos aislados, autistas, y ha reducido la experiencia
artística a una experiencia forense, en la que el público
va ver algo sin vida.

UNA GEOGRAFÍA MULTICULTURAL
La definición del Maczul orienta también la composición
de su patrimonio y el carácter de sus colecciones permanentes,
compuestas por tres núcleos temáticos: una colección
zuliana., otra nacional, y una tercera dedicada al Caribe y Latinoamérica.
La decisión de abrir una colección de arte del
Caribe responde a un intento de recuperar la memoria histórica
y la relectura del quehacer cultural zuliano, cuya geografía
lacustre se abre a las anchuras del Golfo de Venezuela, que hasta
comienzos de este siglo fue un canal de comunicación de
la región con el resto del país, con las Antillas
y el mundo.
-En el Zulia -explica Manuel Espinoza- hay una formación
cultural compleja donde se integran factores culturales europeos
y africanos, así como etnias indígenas barí,
wayúu, añú y yucpa. Eso tenemos que tomarlo
en cuenta como una referencia fundamental, en esta sociedad que
es multiétnica y pluricultural.
Es por eso que el Maczul presta especial atención al carácter
diverso de la sociedad zuliana, y ha constituido grupos de investigación
apoyados en la pionera labor que desde hace varios años
realizan historiadores zulianos dedicados al estudio de la historia
regional.
El Museo afinca sus raíces en tierra fértil.
-Se está. sembrando y germinando en la comunidad. Vemos
que hay expectativas hacia él, ya su vez éste va
adquiriendo conciencia de la responsabilidad que eso significa..
Es- tamos ante la posibilidad de crear un museo sin paredes.
La experiencia museística que el Maczul se propone camina
a contracorriente de las orientaciones ordenadoras, homogeneizantes
de nuestra modernidad finisecular. Intenta nuevas lecturas y
visiones de procesos artísticos, culturales, hasta ahora
vistos descontextualizada y fragmentariamente.
METÁFORAS DE LA HIBRIDEZ
El Zulia en su diversidad, su Lago y su quietud, son los protagonistas
de El infinito canto de este sol, 1780-1996, exposición
con la cual se inaugura este año el Museo de Arte Contemporáneo
del Zulia. Las cinco salas expositivas, incluyendo su biblioteca,
estarán dedicadas a mostrar los testimonios materiales
y artísticos que permitan al espectador encontrar los
hilos que le inviten a seguir el viaje hacia el pasado y presente
del Zulia y su capital: Maracaibo, la antigua Ciudad Rodrigo,
la Nueva Zamora que redundara en 1571 Alonso Pacheco, la ciudad
que, según Agustín Codazzi, "es la cuna del
nombre venezolano".
El equipo de investigación, bajo las directrices de Lía
Caraballo, realizó un exhaustivo rastreo por las distintas
fuentes históricas, documentales y artísticas que
permitieran explicar esa diversidad que marca a fuego a la región.
El eje temático central, el arte zuliano, se enriquecerá
con as vertientes de la historia regional: la presencia indígena
y su cultura anfibia; el proceso de poblamiento de la región,
marcada por oleadas migratorias de carácter diverso; las
etapas coloniales y republicanas; las relaciones de la región
-en su condición fronteriza- con Colombia, con los Andes
venezolanos y con las Antillas, en su apertura hacia el Mar Caribe;
la presencia transformadora del petróleo y la dinámica
socioeconómica generada a partir de las primeras décadas
del siglo XX.
La contemporaneidad dialogará con sus contextos históricos
y culturales. El espectador asistirá a la ambientación
de un telar wayúu, expuesto simultáneamente con
el telón de boca del teatro de Bellas Artes de Maracaibo,
un inmenso tapiz realizado por Luis Montiel, en diálogo
con la asimilación que de estas tradiciones textiles indígenas
ha llevado a cabo el artista plástico Edison Parra. Estarán
los entrañables soles de Maracaibo bordados por las manos
amorosas de las mujeres amadas por el sol. Estarán los
testimonios fotográficos de una ciudad que inauguró
el cine y el alumbrado eléctrico en el país. Estará
el recuerdo de la ciudad de frisos y gárgolas. Estarán
las materias flotantes, con las cuales ese mago de origen asiático
llamado Francisco Hung, sumó la fuerza expresiva de sus
pinturas al arte venezolano.
Estarán las voces todavía vivas, todavía
presentes de una tierra abierta a los adjetivos de César
Chirinos: "Vegetal, zoológica, religiosa, supersticiosa,
empírica, mágica, embrujada de negros, alemanes,
italianos, guajiros, chinos, españoles, holandeses, norteamericanos:
ya condimentada para exportar a todo el territorio la conquista
de tu hibridez."
Este año esperan abrir definitivamente las puertas del
Maczul. Un museo que se inventó a sí mismo. Un
museo multicultural, regional y cosmopolita, lleno de ecos de
la historia y de la vida presente. Quizás al entrar en
sus salas podríamos encontrar pistas sobre el estigma
de la expresión de William Fraulkener: "Todo es presente
¿entiendes? Ayer no termina sino mañana, y mañana
empezó hace diez mil años."
Que así sea.
Moraima Guanipa. Periodista
¿UN
MUSEO PARA EL FUTURO?
Como era de esperarse, el anuncio de la próxima apertura
del Maczul ha generado reacciones en el ámbito museístico
y de la cultura nacional. No podía ser de otra forma,
toda vez que se trata de un proyecto cuya envergadura parece
a ratos representar un desafío a la crisis y sus obstáculos:
en el Zulia se ha acelerado la marcha justo cuando el semáforo
virtual del pesimismo y la crisis económica emplazan más
bien a una espera indefinida.
A pesar de lo heroico y lo audaz que parecen ser las iniciativas
recientes de consecución de recursos y captación
de voluntades el momento de su apertura ha debido esperar unos
meses más a causa de problemas financieros, indicador
insoslayable de que la ruta no está del todo despejada;
antes bien, parece estar poniendo a prueba la capacidad de quienes
en el futuro deberán batallar contra enemigos de la misma
y de otra índole.
Con el fin de explorar la tendencia general de las opiniones
en torno al proyecto Maczul y lo que se avecina, Imagen ha realizado
una breve encuesta que busca indagar sobre: la opinión
inicial del acontecimiento que está por producirse: la
apertura del Maczul; la pertinencia o viabilidad de darle forma
aun proyecto de esa envergadura en un momento de crisis como
el actual; y ¿cómo gerenciar un museo con las características
del que nos ocupa, para garantizar su prolongación eficiente
y efectiva en el tiempo?
CLEMENTINA VAAMONDE
PRESIDENTA DE LA FUNDACIÓN
GALERÍA DE ARTE NACIONAL
El Maczul es un proyecto que la región zuliana estaba
esperando. Resulta encomiable que esta zona con la gran riqueza
cultural que posee, se haya propuesto contar con una institución
de grandes ambiciones que complementaría la actividad
de otros centros culturales que persiguen recoger todas estas
manifestaciones tan diversas, de una forma clara y coherente
que permita su estudio, conservación y difusión.
Era un proyecto inaplazable. Una de las características
de los proyectistas de los servicios públicos que más
me preocupa es la visión tan a corto plazo que utilizan
en sus proyectos. El Maczul está pensado para una ciudad
en crecimiento, para la ciudad del siglo XXI, con las necesidades
elementales de un museo moderno y no que al poco tiempo de estar
terminado ya resulte insuficiente.
Recientemente se creó el Centro , de Artes de Maracaibo
Lía Bermúdez, lo cual revela que los zulianos han
sentido la necesidad de contar con instituciones más formales
y de mayor trascendencia. El tamaño del edificio y lo
completo de sus instalaciones hacen pensar que el Maczul está
llamado a convertirse en la institución paradigmática
de la región, una vez consolidada una buena colección
y un equipo museológico acorde con las necesidades del
museo y del estado.
ESTEBAN PINEDA BELLOSO
DIRECTOR DEL DIARIO PANORAMA
Cuando nos iniciamos en la misión de hacer el museo, el
país estaba sometido a constantes agitaciones. Actualmente,
no podemos negar que la Nación venezolana y el estado
Zulia en particular han visto acrecentar la crisis en diversos
ámbitos. Sin embargo, hay que destacar el hecho de que,
no obstante esas angustias, hemos logrado cristalizar el sueño
de un museo de arte como el Maczul, debido a los esfuerzos de
una sociedad civil que respalda este proyecto, de singular importancia
para el desarrollo de la región y de sus hombres. El sector
privado reconoce el papel de la cultura para encarar la crisis,
porque cultura es educación: sólo un pueblo que
se cultive, que se riegue, que se cuide a sí mismo, que
crezca, es capaz de conocerse y de conocer su entorno, de aportar
soluciones creativas.
MARÍA ELENA RAMOS
PRESIDENTA DE LA FUNDACIÓN
MUSEO DE BELLAS ARTES
El Zulia siempre ha sido una zona artísticamente rica,
pero con insuficiente institucionalidad cultural que la respalde.
En ese sentido es bueno que en los últimos años
se haya creado el Centro de Arte de Maracaibo Lía Bermúdez
como centro cultural múltiple y que se concrete ahora
el proyecto de un Museo de Arte Contemporáneo.
El momento histórico actual requiere de lugares de irradiación
de la cultura. Golpeada como está nuestra educación
formal, existiendo cada vez menos lugares de acceso libre al
conocimiento y disfrute del arte; agredida la vida cotidiana
con tanta violencia, los museos y otras instituciones estimuladoras
de la sensibilidad y la calidad de vida en general, adquieren
cada vez más clara razón de existir.
Stephen Weill, un experto norteamericano
en ética de museos, dijo alguna vez: "Para hacer
y dirigir un museo hace falta, esencialmente, ser impecable".
Esto lo aplicaría a todo, desde la gerencia hasta lo que
el público ve en la sala de exposición. Desde el
respeto por el personal y por su crecimiento hasta el minucioso
orden de las finanzas. Desde el rigor con que se pule un texto
hasta el exigente discernimiento ante los valores. Considero
que hacer un museo todos los días es una construcción
estética y ética muy compleja, y ser dirigentes
debe implicar el honrar ese compromiso social.
MANUEL ROSALES
ALCALDE DEL MUNICIPIO
MARACAIBO
Esta obra representa el relanzamiento de la ciudad desde el punto
de vista cultural, porque será una de las más importantes
de Latinoamérica y el museo con mayor espacio dedicado
a áreas específicas que tiene Venezuela. Su infraestructura
permitirá el acceso a la información cultural y
recreativa a través de la realización de exposiciones
y actividades de difusión artística, lo cual se
traducirá en la posibilidad de que todos los estratos
de la población puedan tener el privilegio de entrar en
contacto con las manifestaciones culturales de trascendencia
universal.
SOFÍA IMBER
PRESIDENTA DEL MACCSI
Cada vez que se le da cabida a una institución cultural,
bien sea de plástica, de lectura, de danza o cualquier
expresión de la cultura, debe ser un motivo de satisfacción
pues representan la compensación de las carencias que
tiene el país. En cuanto al proyecto en sí, me
siento contenta de que se haya concretado. Muchas veces nos reunimos
con la gente del Zulia para intercambiar impresiones, gustosamente
le aportamos nuestra experiencia, y ellos se mostraron dispuestos
a afrontar su realidad específica con sus particularidades.
Cuando escucho decir que el Maczul va a ser el museo más
grande, siento un poco de temor. Cuando en Venezuela se dice:
"Vamos a hacer el edificio más grande, la represa
más grande, la empresa más grande", se está
incurriendo en un error lamentable. Debe decirse simplemente:
"Se está haciendo algo". El tamaño de
lo que se hace no siempre guarda proporción con lo que
se está haciendo adentro, se puede tener un museo muy
pequeño y rendir un excelente servicio. Decir que un proyecto
o institución va a ser e! más grande de una zona,
no es garantía de nada.
En el caso del museo del Zulia, afortunadamente, las personas
que están involucradas en el proyecto son personas idóneas;
Manuel Espinoza, Mirna Quintero. Así que por el momento
el proyecto tiene a su favor el hecho de estar en buenas manos.
ÁNGEL LOMBARDI
EX RECTOR DE LA UNIVERSIDAD
DEL ZULlA
El Maczul es otro espacio sagrado para la ciudad, otra posibilidad
de nacer que tiene Maracaibo. Primero fue el habitante y después
la casa. Hay dos maneras de concebir un museo, como un espacio
funerario de cosas venerables pero muertas, un ejercicio de necrofilia
y culto al pasado o un aula abierta a todas las propuestas de
la vida; para ello deja de ser una colección y una exposición
y se convierte en calle y plaza. en donde el espectador transita
y mira, consciente de que es igualmente mirado.
Ciudad, universidad y museo, no podía ser de otra manera.
La ciudad es un lenguaje que nos expresa y nos interroga. Es
una atmósfera psicológica y poética. Es
un espacio habitado y que nos habita. La universidad es una vivencia
y lo mejor de nuestra comunidad. El museo es un reto y una apuesta
al futuro. Es otra utopía concreta de este pueblo.
ROBERTO GUEVARA
DIRECTOR GENERAL DE MUSEOS
DEL CONAC
Por una vez en Venezuela se hace un proyecto para una institución
museística desde el punto de vista técnico, desde
el punto de vista de concepción, conscientes de lo que
debe ser un museo de nuestro tiempo, y no dela manera accidentada
como ha sido la casi totalidad de los museos venezolanos: son
edificaciones maltrechas, levantadas en momentos de emergencia
como fue el caso del Museo de Bellas Artes, que fue concebido
prácticamente diseñando la estructura en el suelo,
como lo hizo Villanueva. Al final resultó ser un museo
agradable, útil y con buena iluminación.
De manera que el Maczul es la primera edificación para
un museo que se realiza con la idea cabal de lo que es un museo,
con sus espacios específicos, con una diversificación
de áreas tal que es fácil percibir que se esta
trabajando con una visión de futuro. Este museo no podía
ser concebido sino así: con un plan destinado a realizar
un museo como no hay otro en Venezuela y como hay muy pocos en
América Latina.
El Museo como institución ha pasado de ser una caja de
tesoros, reservada para una clase privilegiada -concepción
de siglos anteriores a un autentico dinamo social y cultural
dentro de una comunidad dada. Éste es el concepto moderno,
actual, y es el concepto dentro del cual debe enfilar sus esfuerzos
el Maczul: definir su perfil institucional como un museo para
una gran escala de desarrollo, una gran conciencia de identidad,
de patrimonio. Su función debe consistir en mucho más
que guardar una colección de arte.
ROLANDO PEÑA
ARTISTA PLÁSTICO
Qué pertinencia un carajo: un museo siempre es importante.
¿Tiene problemas económicos? Bueno, problemas económicos
tienen todas las actividades del mundo y no por eso la humanidad
se va a parar. En Maracaibo hay otro gran museo el Lía
Bermúdez; si en la misma ciudad se va a abrir un museo
de la magnitud de este Maczul, pues bienvenido sea, me parece
extraordinario. Si se está pensando en un espacio para
el arte, pensado en función de la cultura, de la inteligencia,
pues hay que darle la bienvenida no importa el mal momento que
se padezca; que importa la crisis. Después de todas esas
hecatombes pavorosas que son las dos guerras mundiales de este
siglo, la humanidad ha sobrevivido y el arte ha sobrevivido más
allá de las crisis y las limitaciones.
El asunto de cómo gerenciar y que hacer para echar a andar
el proyecto puede lograrse con imaginación. Así
como hay arte venezolano de primera rodando por el mundo, creadores
que han trascendido a punta de imaginación, con el mismo
recurso puede ponerse en marcha el museo y hay que hacerlo. |