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¿Qué se hace?
Los museos y el Estado venezolano
Patricia Morales
La década de los noventa marca un momento de gran trascendencia
en la historia de los museos del país. Se inicia un proceso
de consolidación y desarrollo de los museos más
importantes a partir de la independencia económica que
le otorga la creación de la figura de fundaciones de Estado.
Este nuevo esquema surge del seno del Consejo Nacional de la
Cultura, con la intención de crear instituciones autosuficientes
y cada vez menos dependientes del Estado, otorgándoles
la posibilidad real de captación de recursos económicos
de distintas instituciones públicas y del sector privado;
proceso que se inicia no sólo en el área de museos
sino en otros sectores del quehacer cultural.
El logro de esta autonomía en el caso del Museo de Bellas
Artes de Caracas, la Galería de Arte Nacional, el Museo
de Ciencias Naturales de Caracas, el Museo Armando Reverón,
el Museo Arturo Michelena, en principio, permite adoptar y desarrollar
una nueva forma de gestión que de inmediato germina a
lo largo del territorio nacional como son los casos del Museo
de Arte Moderno Jesús Soto, Museo de Arte Contemporáneo
Francisco Narváez y Museo de Barquisimeto, entre otros.
A partir de este momento, se hacen necesarias la captación
y formación de profesionales especialistas en el área
de los museos que asuman esta nueva perspectiva, y también
la redefinición y evaluación del papel de las instituciones
y la repercusión de su acción en todos los ámbitos.
Esta experiencia, única hasta hoy, orienta en general
el crecimiento de nuevos museos en varias regiones, con proyectos
que revelan una escala ambiciosa que intenta romper con los conceptos
tradicionales. Así se registra, por ejemplo, la nueva
presencia de instituciones como el Museo de Arte Contemporáneo
del Zulia y el Centro de Arte de Maracaibo Lía Bermúdez.
Dentro del área, esta política comienza a hacerse
realidad en el campo de las artes visuales, cuya historia estuvo
siempre signada por personalidades que se han caracterizado por
su audacia y proyección de futuro. No corren con la misma
suerte los museos de carácter histórico, adormecidos
y quizás marcados por una línea más académica
e investigativa, que no responden a la labor de difusión
que debe caracterizar a los museos. Igual suerte han tenido
los museos de corte científico-antropológico que,
apoyados en importantes colecciones de referencia en las universidades
e institutos de investigación, no han logrado hasta la
fecha acompasar sus procesos de investigación con lo que
está sucediendo en museos semejantes en el mundo.
En los noventa, la Dirección de Museos del Consejo Nacional
de la Cultura comienza con mayor fuerza a dirigir su acción
hacia el interior del territorio nacional. Ya en el año
1987 ésta realiza su primer censo y registro en el país,
y evalúa la necesidad de establecer con urgencia relaciones
con todos los museos y conocer sus características.
La formulación en el año 1992 del Sistema Nacional
de Museos de Venezuela, establece el desarrollo de una red de
cooperación, intercambio de información, de acciones
y programaciones conjuntas entre los museos venezolanos. Se realizan
los Encuentros Nacionales de Directores de Museos, que abren
un espacio a la comunidad museológica nacional para la
confrontación de temas de interés muy específico,
como lo son las normativas técnicas para museos, una nueva
orientación de los museos comunitarios en Venezuela, los
aspectos legales del nuevo régimen de fundaciones de Estado,
autogestión y gerencia de museos y recursos humanos, y
la importancia de los estudios de público. Paralelamente,
se impulsan proyectos de infraestructura, se generan programas
permanentes de asesorías, cursos y talleres de capacitación,
publicaciones, registro e inventario de colecciones de museos,
la puesta en marcha del Centro de Documentación e Información
para Museos y otras actividades de carácter expositivo,
tales como la Bienal Barro de América. Además de
un área de financiamiento de proyectos a nivel nacional
y una maestría en museología para la formación
de profesionales de cuarto nivel.
El surgimiento de nuevas instituciones con distintos perfiles
y alcances comprueba la vigencia que la institución museo
tiene en el desarrollo de nuestros pueblos, respondiendo a la
necesidad de permanencia y trascendencia en el tiempo.
Entonces, comenzamos una nueva fase dentro del proceso, donde
las exigencias están dirigidas hacia la consolidación,
maduración, reflexión y nuevas propuestas de desarrollo
fruto del trabajo emprendido en los años recientes. Hoy,
se sucede una revaloración del patrimonio cultural, donde
los museos se constituyen en ejes funda- mentales de esta acción
y de alguna manera deben asumir la responsabilidad de liderar;
apuntalar y proyectar este proceso en nuestro país y en
el exterior.
Patricia Morales. Antropóloga.
Dirección Nacional de Museos/ Conac.

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