|
El espectáculo más
grande del mundo
Armando Gagliardi

A inicios del settecento el museo comienza a dar sus primeros
pasos hacia la relación educativa y pública. Hasta
ese momento las grandes colecciones de los monarcas, los burgueses
y de la Iglesia eran observadas y estudiadas por un reducido
número de personas , que tenían acceso a ellas.
Dignos ejemplos fueron los studioli y los Chambre des Merveilles
en Italia y Francia.
En 1727 Caspar Friedrich Neickel publica Museographia oder
Anleitung zum Rechten Begriff und Nüsslicher Anlegung der
Museorum oder Rarittitenkammer, Leipzig e Bruslau, 1727,
considerada como el primer tratado acerca de los museos. En ella
se enfrenta a problemas generales y, a diferencia de otros criterios
-vigentes para la fecha-, el texto de Neickel no está
relacionado con una colección específica. Entre
los aportes fundamentales que se ofrecen, menciona consejos útiles
sobre la elección de los espacios apropiados para los
objetos; recomienda la autenticidad de la obra de arte; es decir,
la necesidad de utilizar originales y no copias o reproducciones;
realizar un inventario y establecer una estructura de colecciones
cuyo origen hace referencia a los gabinetes alemanes, definidas
de la siguiente manera:
SCHATZKAMMER:
Que contiene los objetos preciosos.
RARITATENKAMMER:
Que contiene diferentes rarezas.
GALLERIEN:
Ambientes largos y estrechos con gabinetes o armarios, colmados
de objetos y estatuas y, sobre ellas, cuadros de valor.
STUDIO MUSEUM:
Contiene objetos y libros.
NATURALIENKAMMER O NATURALIENKAMMER:
Comprende objetos de la naturaleza: animales, vegetales y minerales.
KUNSTKAMMER:
Comprende los metales, vidrios., cerámicas, medallas,
monedas, cuadros y otros.
ANTIQUITATENKABINETT:
Comprende objetos arqueológicos y de excavaciones.
Museographia asume todo aquello que abarca actualmente
el museo, además de establecer una estructura de colecciones;
en este sentido, es importante resaltar la vigencia que, aún,
mantiene en los grandes museos europeos.
Si bien es cierto que la obra de Neickel evidencia un cambio
en la concepción de los museos, no será sino hasta
la Revolución Francesa cuando los objetos de las colecciones
pueden ser admirados por el gran público. Estos dos hechos
son de vital importancia para comprender los dos elementos básicos
del museo: las colecciones y el público.
A diferencia de cualquier otra institución cultural -salas
de exposición, centros culturales, casas de cultura-,
las colecciones han sido la razón fundamental del museo.
Podemos seguir pensando el museo, de acuerdo a las definiciones
del ICOM, como aquella institución que adquiere, conserva,
investiga, comunica y exhibe, con fines de estudio, educación
y deleite, los testimonios materiales del hombre y su medio.

Muu Blanco, Parlamento,
1995
Más recientemente, la conceptualización del museo
se distancia de lo establecido por el ICOM. Las colecciones permanentes
han dejado de ser el punto de referencia y la razón de
ser de estas instituciones. El mensaje sobre el conocimiento
de los objetos se ha transformado, en estos tiempos, en un sistema
de aprendizaje superficial, ya que gran parte de los esfuerzos
de estas instituciones se destinan a un merchandising
de los recursos.
Las colecciones y los patrimonios se ven sometidos a la dinámica
del entretenimiento, de la publicidad, del ocio y del espectáculo.
Las exposiciones permanentes dejan de ser el foco de interés,
para darle paso a las exposiciones temporales, a las grandes
retrospectivas y a la diversificación de sus servicios.
Las inauguraciones son el centro del espectáculo, un lugar
para el encuentro colectivo. Gran parte del esfuerzo se dirige
a la promoción y difusión de la inauguración
y del evento.
Las tiendas y los cafetines de los museos son los nuevos sitios
de atracción, generalmente colmados y más atractivos
que las salas de exposición. Esta situación es
cotidiana en los grandes museos europeos y norteamericanos: los
visitantes recorren aceleradamente las salas de exposición
y se agolpan en las tiendas del museo para adquirir los souvenirs:
catálogos, bolsos, franelas, postales, fotografías,
etc.
"La era del vacío"1 ,
la "escenificación de la apariencia"2 , la
"cultura como espectáculo"3, hacen su aparición
en los museos, y su preocupación se centra más
en los valores efímeros de la exposición temporal
que en los contenidos y resultados estéticos, históricos
o artísticos.
La vocación por el público es el aspecto que emerge
de manera decisiva. La museología de estos últimos
años revela la estrecha relación del museo con
el público y la sociedad. Sin embargo, y al de decir de
Andreas Huyssen 4: "Parece que los espectadores, en número
cada día mayor, buscan experiencias enfáticas,
iluminaciones instantáneas, acontecimientos estelares
y macroexposiciones más que una apropiación seria
y meticulosa del saber cultural." (p. 57).
La oleada posmoderna ha introducido la comercialización,
la moda, la atracción de las grandes masas, el mercado
artístico al museo. "Del carácter sagrado
del museo se está pasando a la concepción de museo
mercado que oferta productos culturales que son consumidos por
el gran público"5 .
Los adelantos tecnológicos, en comunicación e informática,
se incorporan a los museos. Los videodiscos interactivos, el
cine interactivo, la pantalla táctil, la realidad virtual,
los discos compactos, se utilizan en el registro de colecciones,
como recursos educativos y para el diseño de exposiciones.
Pero, por otra parte, la posmodernidad se ha definido como "la
cultura de la conservación "6 manifestada en la revalorización
del patrimonio artístico, la importancia de la ecología
y el regreso a las tradiciones culturales y religiosas.

José Antonio Hernández
Díez. Sagrado Corazón activo, 1991
Muchos de estos ejemplos se presentan en el contexto museístico
internacional. En nuestro país existen casos particulares
dignos de ser comentados. Actualmente, los museos venezolanos
están cifrando sus actividades en elementos cuantitativos
más que cualitativos. Las instituciones, con algunas excepciones,
compiten entre ellas por la mayor cantidad de exposiciones y
no por la calidad de las mismas. Nuestras instituciones están
perdiendo la esencia y estudio de las colecciones para dar paso
a exposiciones temporales, las programaciones anuales de algunos
museos son buen ejemplo: 29 en el MBA, 17 en la GAN y en el MACCSI.
En la Galería de Arte Nacional no tenemos la oportunidad
de contemplar y estudiar su rica colección permanente.
El Museo de Arte Contemporáneo Sofía Imber, en
los últimos años, dedica sólo una sala a
la colección permanente.
El Museo de Ciencias mantiene oculta todavía en sus depósitos
la colección de zoología, geología, paleontología
y antropología.
Contrariamente, el Museo Arturo Michel na exhibe su colección
permanente pero casi nunca organiza una exhibición de
pintura del siglo XIX. y finalmente la colección más
importante de Armando Reverón pertenece a la Galería
de Arte Nacional, mientras existe una institución dedicada
al pintor de Macuto donde debería exhibirse permanentemente
dicha colección. La nueva sede de la GAN y el edificio
del Museo Cruz Díez resaltan en la avenida Bolívar.
Es la fotografía del museo en ruinas.
En este contexto tendríamos que repensar la función
de la museología. Habrá que buscar nuevos objetivos
y será necesario adentrarse en la profundidad de estas
instituciones y en las características que las han hecho
llegar hasta nosotros. Debe pensarse en un mayor conocimiento
del propio museo, a través de la instrumentación
de la museología, que pueda a llegar a un trabajo más
amplio que no sólo abarque la investigación académica
alejándose de cierta rigidez que la ha caracterizado sino
que logre insertarse mayormente en la vivencia de la situación
contemporánea.
Todos los museos que se involucren en el mundo moderno y coincidan
su visión sobre el pasado y el presente necesitan reflexionar
sobre sus implicaciones.
Armando Gagliardi. Historiador del arte.
Notas
1
Lipovetski, Gill.
La era del Vacío.es
Barcelona: Anagrama, 1986
2
Baudrillard, Jean
3
Subirats, Eduardo.
La Cultura como espectáculo.
Mexico: FCE, 1988
4
Huyssen, Andreas.
"Escapar de la Amnesia: el museo como medio de masas".
El Paseante. Madrid: Ediciones Siruela, 1995
5
Op. cit.
6
Lipovetsky, Gilles
"Cultura de la conservación y sociedad postmoderna".
en VV.AA.: La cultura de la conservación:
Madrid: Fundación Cultural Banesto, 79-93 |