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Museos imposibles
Luis Britto García
Un
museo de objetos que tienen la propiedad de ser inmediatamente
olvidados.
Un museo que lo contiene todo.
Un museo que contiene exactamente lo mismo que podemos encontrar
fuera del museo.
Un museo de la forma de los relámpagos.
Un museo de los fragmentos sin senti
Un museo de lo imperceptible.
Un museo de los fracasos.
Un museo que consiste sólo en un itinerario.
Un automuseo que cada ser viviente dedica única y exclusivamente
a sí mismo.
Un museo herméticamente cerrado para impedir absolutamente
el paso de todo visitante.
Un museo que contiene galaxias anómalas.
Un museo de todo aquello que es insoportable contemplar.
Un museo en el cual la única pieza que se exhibe es el
museo mismo.
Un museo de las copias de las copias de las copias.
Un museo que convierte en arte cualquier cosa que en él
se exhiba.
Un museo destructor que localiza y aniquila todos los duplicados
de lo que exhibe hasta sólo contener cosas únicas.
Un museo que detiene el fugaz instante de quien en él
entra.
Un museo donde son los visitantes los exhibidos.
Un museo que sólo reitera infinitamente un solo objeto.
Un museo que exhibe sujetos.
Un museo del concepto del museo.
Un museo de lo que todavía no existe.
Un museo del vacío.
Un museo de las partes privadas.
Un museo de los objetos en permanente aceleración.
Un museo de fenómenos que escapan al horizonte de los
eventos.
Un museo de las posiciones.
Un museo donde la forma impide percibir el fondo.
Un museo de objetos sin forma.
Un museo del tiempo perdido.
Un museo de gemidos, lamentos, suspiros.
Un museo de las lágrimas.
Un museo de las agonías.
Un museo de los espacios curvados de acuerdo a geometrías
contradictorias.
Un museo que sólo contiene otro museo que sólo
contiene otro museo y así sucesivamente.
Un museo que devora.
Un museo discreto que no permite al visitante darse cuenta de
que está en un museo.
Un museo de obras móviles que combaten, se reproducen,
se destruyen.
Un museo de las formas de la llamarada.
Un museo de las formas de las manchas de sangre que deja el curador
mientras divaga de uno a otro sitio hasta su desangramiento.
Un museo que es sólo ojos que te miran.
Un museo que te piensa.
Un museo todo transparencia a través del cual siempre
ves otra cosa.
Un museo del cual no puedes encontrar la salida.
Un museo de todas las monedas que pagaron las muertes.
Un museo de piezas en perenne desintegración.
Un museo que a cada instante inventa una pieza nueva.
Un museo de dioses verdaderos.
Un museo que desprestigia todo lo que en él se exhibe.
Un museo de los gestos pasajeros.
Un museo de lo irrecuperable.
Un museo de la oscuridad.
Un museo de los aromas.
Un museo de los abismos.
Un museo del tiempo perdido.
Un museo de las discontinuidades.
Un museo de la línea recta.
Un museo donde se exhibe el primer instante.
Un museo del punto.
Un museo de los instantes miserables.
Un museo de obras construidas con radiaciones fuera del espectro
sensible.
Un museo que incesantemente disminuye de tamaño.
Un museo edificado con diferencias de potencial gravitatorio.
Un museo construido por ausencias de percepción.
Un museo de contradicciones.
Un museo de abismos.
Un museo donde se exhibe el primer átomo escindido.
Un museo donde sólo se contempla el acto de contemplar.
Un museo biodegradable.
Un museo de lo que quisiéramos olvidar.
Un museo que repite a otro museo.
Un museo que contiene a otro museo que a su vez contiene a otro
museo y así indefinidamente.
Un museo de lo indescifrable.
Un museo de lo enteramente nuevo.
Un museo de categorías abstractas.
Un museo en el cual la única pieza a exhibirse es él
mismo.
Un museo en el que todo cambia a cada instante.
Un museo de lo insignificante.
Un museo que asigna trascendencia a la inmanencia.
Un museo de lo mediocre.
Un museo de las cosas y fuerzas que están más allá
de la percepción de los sentidos.
Un museo de lo efímero.
Un museo de lo incomunicable.
Un museo de lo indefinible.
Un museo de lo inane.
Un museo de las sospechas.
Un museo de las muchedumbres de manos que han tocado un solo
objeto.
Un museo de las cosas que nunca existieron.
Un museo de lo evanescente.
Un museo de todas las cosas nacidas o fabricadas el mismo año,
día, hora y segundo.
Un museo de lo inexplicable.
Un museo de lo que todavía funciona para su uso originario.
Un museo de los objetos que no pueden ser sometidos a museo.
Un museo de todos los obstáculos para llegar a un museo.
Un museo de los contextos de los cuales fue separada cada obra
de arte para ser integrada a otros museos.
Un museo de restos de obras maestras destruidas expresamente
para ser exhibidas en ese museo.
Un museo que convierte en piezas de exhibición a todos
los seres hasta hacer desaparecer la posibilidad de todo visitante.
Luis Brltto García. Narrador, ensayista, dramaturgo.
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