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  de Tecnología

Contenido

PRESENTACIÓN
Roberto Guevara

LOS MUSEOS Y EL PÚBLICO
Armando Gaglíardi

El consumo cultural

PARA PENSAR LO MASSMEDIÁTICO O LA FASCINACIÓN DE LA COMUNICACIÓN MASIVA
Marcelino Bisbal

POLÍTICAS CULTURALES Y PÚBLICOS
Carlos Guzmán Cárdenas

LA ATENCIÓN AL PÚBLICO COMO CANAL DE IMAGEN
Oscar Ernesto Buroz

El Estudio del Público

VENTURAS Y DESVENTURAS DE LOS ESTUDIOS DE PÚBLICOS
Graciela Scbmilcbuk

Estudios de Casos

PÚBLICOS Y MUSEOS
- ALGUNAS REFLEXIONES Y EXPERIENCIAS
Carmen Teresa Soutiño

LA ACCIÓN EDUCATIVA DEL MUSEO DE BELLAS ARTES:
UNA MANERA DE ESTRECHAR VINCULOS CON LA COMUNIDAD

José Ignacio Herrera

MUSEO ARMANDO REVERÓN - UN MUSEO QUE TUVO PÚBLICO ANTES DE SER MUSEO

María Elena Huízi Castillo

EL DEPARTAMENTO DE EDUCACIÓN COMO ENTE INTEGRADOR Y DINAMIZADOR DEL PÚBLICO EN LOS MUSEOS
María Gabriela Gil

Investigaciones

UNA APROXIMACIÓN AL PERFIL DEL VISITANTE DEL MUSEO DE CIENCIAS

Haydee Logreira

EL MUSEO DE LOS NIÑOS DE CARACAS Y SUS VISITANTES
Carolina de Navarro Josnil Rojas

LA POLÍTICA DE PÚBLICO EJE DE LA TRANSFORMACIÓN DEL MAVAO
Emilia Maury de Pearce

LA ESPECIALIDAD DE LA CASA.- UN MENÚ AL GUSTO DEL CLIENTE
Milagro Gómez de Blavia

CONCLUSIONES

 


III- '¿RAZÓN CULTURAL VS. RAZÓN MERCANTIL?"

Leamos cualquier texto de Adorno y Horkheitner en torno a la cultura de masas, a la que ellos llaman Industria Cultural, y veremos en el fondo el terrible pesimismo cultura (18) del que estuvieron impregnadas sus reflexiones en torno a una forma -industrial y técnica- de "hacer" cultura. Y después de ellos se siguió interpelando a esa cultura para pedirle aspectos que de por sí no podía y no puede cumplir.

En nuestro ámbito y entorno más cercano, es común encontrar y leer textos como los que siguen:

  • "Hay una manera de integrar la esencia folklórica, como es el caso del Ballet de Antonio Gades, en España, o el Ballet Folklórico de Rusia, o los grandes músicos y compositores populares, pero no me digan que la industria cultural es capaz de emprender un verdadero apoyo a estos valores y manifestaciones culturales porque su labor es otra: Masificar (...)" La industria cultural tiene ganado un lugar al otro lado de esa línea que separa y enfrenta el arte, la cultura, las ideas y el pensamiento a las leyes del mercado, la banalización y la masificación' (Juan Liscano, 1989).
  • "La principal contribución de la estética de la vulgaridad es la cultura de masas o cultura popular, de la que el mundo norteamericano es la quintaesencia. Las viejas nociones de hegemonía cultural y cultura elitista no tienen el menor sentido en un mundo dominado por los grandes medios de comunicación de masas y la comercialización masiva del arte (...) El triunfo de la estética vulgar es, en definitiva, el triunfo de la democracia aplicado al dominio del arte y la cultura" (Juan Nuño, 1992).
  • "La radio, la televisión, el cine, las tiras cómicas, expresan de manera más constante y eficaz formas y temas, y lo que es acaso más grave, lenguaje, que no representa ninguna aproximación a una cultura real y avanzada, sino la divulgación casi mecánica de los productos de una subcultura creada por influencias poderosas nacionales y extranjeras, y que terminan, finalmente, por constituir una verdadera subversión de valores" (Arturo Uslar Pietri, 1993).

    En esas opiniones, y podemos encontrar otras más desde lugares distintos, persiste la influencia de Frankfurt. Es la queja contra la "banalización" de la cultura, de la vida y del verdadero arte. Es la "ritualización", como designara un Benjamín, del arte y su sacralización no masiva, es la crítica contra la secularización de lo cultural transformado en mercancía. Dirán, siguiendo la herencia de Adorno, que esa subcultura se hace, accesible al pueblo como los parques", ofrecida al disfrute de todos, introducida en la vida como un objeto / mercancía más, desublimada. Es la "caída de la cultura, del arte (...) y una vez que la cultura ha sido degradada a bien cultural, con su expresión filosófica de valor cultural, se ha degradado su razón de ser(19). Con razón Adorno llegará a decirle a Horkheimer, en una vieja conversación recogida en algún texto, que "¡Hay que salvar la Ilustración!".

    El recientemente desaparecido Karl Popper, en diálogo con otros filósofos como Marcuse, Lubasz, Alfred Schmidt, Rudi Dutschke y Ralf Dahrendorf, se plantea hacia la Teoría Crítica la crítica despiadada al decir que "La verdad es que todavía entonces seguían considerando la profecía histórica como el núcleo de la teoría social, pero desconfiaban del futuro. Desconfiaban de la humanidad (...) La llamada Teoría Crítica carece de contenidos, no ofrece ninguna crítica sistemática. Tan solo genera quejas u oscuros gritos de Casandra acerca de los malos tiempos en que vivimos y acerca de la perversión de la cultura burguesa" (Sub. nuestro) (20).

    Lo que es poco usual, aún todavía, es descubrir un párrafo tan luminoso y clarividente como el que sigue: .
    "Cuando una obra artística se transforma en mercancía, el concepto de obra de arte no resulta ya sostenible en cuanto a la cosa que surge. Tenemos entonces cuidadosa y prudentemente, pero sin ningún miedo, que dejar de lado dicho concepto, si es que no queremos liquidar esa cosa. Hay que atravesar esa fase y sin reticencias. No se trata de una desviación gratuita del camino recto, sino que lo que en este caso ocurre con la cosa la modifica fundamentalmente y borra su pasado hasta tal punto que, si se aceptase de nuevo el antiguo concepto (y se le aceptará, por qué no?), ya no provocaría ningún recuerdo de aquella cosa que antaño designara" (Sub. nuestro) (21).

    El texto, que por supuesto representa una postura diferente a los anteriores, procura reflexionar -en palabras de W. Benjamín (1936)- el surgimiento de una forma de hacer cultura que hace que ella sea asumida perceptivamente de manera distinta a otras formas culturales, y que además "procura(n) entender determinadas formas artísticas, especialmente al cine [N. de la R: podemos asumir, y lo debemos hacer, a los otros medios de difusión masiva], desde el cambio de funciones a que el arte en general está sometido en los tirones de la evolución socia " (22).
    El problema es que unos autores lo entienden desde la óptica del pesimismo cultural y la "degradación" que están sufriendo las producciones culturales actuales, y el otro trata interpretar la irrupción de esas formaciones culturales en los tiempos de la aparición del mercado / consumo como unos de los poderes organizativos de la vida actual. Y el mercado trajo consigo los procesos de reproducción, y este hecho modificó sustancialmente muchas concepciones dentro de la vida y reflexión artística, por tanto cultural.

    En el fondo de las posturas subyace la confrontación entre la cultura elitista, la "alta cultura",... y en fin el "auténtico arte"; y la cultura de masas que despuntó en la mitad del siglo XX y que hoy día tiene a los "medios de comunicación" como sus más modernos seguidores y propagadores. Al punto que son esos mismos medios de cultura masiva los que están definiendo una nueva etapa de la humanidad que algunos han dado en llamar postmodernismo porque representan, en términos culturales y en otros órdenes, un paradigma estético diferente. De ahí entonces la insuficiencia adorniana para entender ese paradigma, Nos está pidiendo además otro tipo de reflexiones para poderle entrar en óptica perceptiva (o lo que algunos han denominado "estética de la recepción"), cognoscitiva y ¡vaya usted a saber...! Porque a lo mejor como bien llega a decir el propio Benjamín, en referencia al cine cómico americano, esa nueva estética tecnificada "produce un efecto terapéutico al hacer explotar lo inconsciente" (23).

    Se trata de eso: un paradigma estético diferente que está sumergido en la vida misma actual, y en especial en la de las nuevas generaciones que, sin entrar a valorar con parámetros moralistas, se mueven cada vez más con una estética que en nada recuerda a aquel disfrute interior y en soledad de tiempos atrás. Un disfrute, un placer que está ligado a cualquiera de las escenas de la cotidianidad que podemos observar a diario. Y entonces la pregunta angustiante que en los últimos años nos venimos formulando: ¿tenemos que negar disfrute y placer por ser éste, a lo mejor, un tiempo del "desgaste", "del simulacro", "del desencanto", "de la violencia", "del bullicio", "del desarreglo"...? ¿Es que acaso lo estético, la poesía, la belleza, el arte tienen que estar ligados solamente a una concepción artística de la cultura, y por ende de la vida y de la muerte? Y si bien es realmente cierto, terriblemente cierto, no sé si ¿frustrantemente cierto que "cincuenta millones de familias aisladas cada una en su casa y mirando la televisión representan a la vez la socialización 'externa' más avanzada que se haya conocido jamás y de la desocialización 'interna', la privatización más extrema (24), con qué derecho nos atrevemos a decir que allí hay "pérdida de identidad", de "solidaridad" y a lo mejor de "comunidad", e inclusive llegar a afirmar que se trata de "un placer miserable" porque noche tras noche asistimos a una cultura del espectáculo que nos aproxima a un mundo simbólico -dentro de un "mercado simbólico"- en donde podemos encontrar de todo en términos de estética y cultura, en el orden de la producción artística e inclusive del gusto y del propio placer, y a lo mejor podemos hallar signos culturales promisorios producto de espacios simbólicos de producción-recepción diferentes a lo que la razón ilustrada y académica impuso y nos acostumbró.

    Gianni Vattimo sostendrá que la cultura de masas tiene un "chance destinal" y esto es debido, interpretando a Benjamín, a partir de la experiencia estética que ella introduce al salir al encuentro de un destinatario distinto al creador, al transformar la praxis de relacionamiento con el producto artístico en una praxis distinta: a saber la política entendida en el sentido de la vida, del "juego" dentro de ella. Es el propio texto de Walter Benjamín, otro de Frankfurt aunque hay quienes dicen que no, el que nos conduce por esa idea a partir de este abanico de citas. Citas que reflejan una actitud más productiva en torno a la relación cultura- arte-técnica-medio-público-recepción:

    "La técnica reproductiva desprende lo reproducido del ámbito de la tradición. Al multiplicar la tradición, sustituye su existencia única por una existencia masiva. Y al permitir a la reproducción de ir al encuentro del individuo receptor en la situación particular en que éste esté, actualiza lo reproducido. Ambos procesos conducen a una tremenda conmoción de la tradición, que es el reverso de la actual crisis y renovación de la humanidad. Se encuentran en estrecha relación con los movimientos de masas de nuestra época. Su más poderoso agente es el cine. Su significado social, incluso y Primordialmente en su forma más positiva, resulta inconcebible sin su aspecto destructivo, catártico: la liquidación del valor tradicional en la herencia cultural" (25).

    0 este párrafo:

    "Por primera vez en la historia del mundo, la posibilidad de la reproducción técnica de la obra de arte emancipa a éste de su dependencia parasitaria de ritual. La obra de arte reproducida es cada vez más la reproducción de una obra de arte concebida para su reproducción (...) Pero en el instante en que deja de ser válida la norma de autenticidad aplicable a la producción artística, también queda transformada por completo la función total del arte. Su fundamentación en el ritual es sustituida por la fundamentación en otra praxis.. la fundamentación en la política" (26).

    Como vemos, es el discurso benjaminiano el que empezaba a intuir lo que pasaría en el futuro contemporáneo con la producción artística. Fueron esas predicciones de tono filosófico, hoy convertidas en una realidad palpable a cada instante, las que no quisieron admitir sus compañeros de Frankfurt. La producción cultural masiva se sitúa hoy día, cosa que ya admitió Benjamín, en los modos de percepción y asimilación de ésta por el público.

    Es la presencia de lo cotidiano, como conocimiento y experiencia de la vida, lo que Walter Benjamín toma para decirnos que "penetramos el misterio sólo en el grado en que lo encontramos en lo cotidiano por virtud de una obra dialéctica que, concibe lo cotidiano como impenetrable y lo impenetrable como cotidiano". Y será la cultura de masas, que irrumpía significativamente con la nueva tecnología que se llamaría comunicación, la que "hizo visible la erosión de lo real de las culturas de clase y el relativismo cultural adquirió verdadero impulso cultural" como nos diría Agnes Heller.

    Lo cotidiano es diverso, por lo tanto la cultura de masas está impregnada de esa misma diversidad. Y solamente comprendiendo esa diversidad, y entendiendo que la vida se juega en lo cotidiano, es que seremos capaces de comprender la significación de las culturas masivas para la gente. No como aquella otra cultura de vanguardia que era sólo para una gente "capaz" de (¿?) disfrutarla aunque sólo fuera por pura moda. Hoy las industrias culturales han democratizado la participación cultural con todo lo "bueno" y lo "malo" de sus productos culturales / simbólicos... pero al final la gente siente que les pertenece y los hace populares por el puro placer de diversión, del olvido, de ocupar el tiempo, de llorar junto con las estrellas o "para transformar -como dice Monsivais- lo que ven en otra cosa y para vivirlo de otra manera". Qué bien lo expresa Jesús Martín Barbero cuando afirmara desenfadadamente "que la envergadura cultural de los medios no se halla en la cultura-contenido que difunden (único objeto de atención de la crítica ilustrada) sino en el cambio cultural que ellos catalizan y potencian: ése que conecta las nuevas difusas condiciones del saber (carácter limitado del conocimiento y horizonte ilimitado de la información) con las nuevas maneras de ver / narrar (la profunda complicidad de la oralidad que perdura como experiencia cultural primaria con la "oralidad secundaria" que tejen las gramáticas tecnoperceptivas de la radio, el cine, la televisión y el vídeo) y de ambos con los nuevos modos de estar juntos, esto es con las nuevas maneras de habitar la ciudad" (27)

    III Y PUNTO FINAL

    Y para finalizar, nos ha parecido importante esbozar, aún cuando sea esquemáticamente, una serie de retos o propuestas de reflexión e investigación en relación al tema, quizás resulten una serie de preguntas o "algo parecido a unas conclusiones". Esas propuestas comportan también "retos metodológicos" que es necesario encarar.

    El estudiar hoy día el tema de la cultura y su relación con la comunicación, comparte el punto en común de lo que se denomina "la mirada comunicacional" de lo masivo industrial. De no hacer esa interrelación de seguro entraremos en respuestas que no corresponden con la realidad de la modernidad no sólo en América Latina, sino en el mundo. Decimos esto por el "lugar estratégico" que están ocupando hoy día los procesos comunicativos masivos y los mismos medios que sirven de conducto a una gran parte de esos procesos comunicacionales. Héctor Schmucler y Patricia Terrero (Argentina, 1992) llegan a decir que la cultura urbana, paradigmático de la civilización contemporánea, remite a la cultura mediática: "Por más de una razón -dicen textualmente- podríamos sugerir que el mundo urbano actual tiene, a su vez, un núcleo central de significación en la llamada comunicación masiva. Más precisamente, en los medios masivos de comunicación cuya presencia es tan determinante que caracteriza al conjunto de la vigente. No resultaría demasiado caprichoso pensar que hoy, hablar de la cultura urbana -es decir, de la cultura que cubre buena parte del planeta- es referirse a la cultura mediática".
  • Pero asumir esa interrelación, como premisa de arrancada, implica deslastrarse de los juicios valorativos a priori que se tengan acerca de la cultura masiva industrial de los grandes medios, o simplemente de la cultura masiva. Esto es de significativa importancia porque ya sea que se asuma la tendencia culturalista en cualquiera de sus acepciones, o cualquier otra tendencia, sino somos capaces de ver que los medios y sus construcciones mediáticas no son más que mediaciones de diversidad de procesos entre los sujetos sociales y sus realidades, no podremos dar cuenta cabal de lo que realmente los medios están haciendo con la gente y lo que la gente está haciendo con los medios.
  • Dicho está entonces, que la cultura masiva de los medios es la "cultura hegemónica" por cuanto copa mayoritariamente el espacio del tiempo libre de la gente. Desde ahí habría que preguntarse por los nuevos imaginarios culturales que se están fabricando en términos de relación recíproca entre los medios-emisores-productores y los perceptores, en las dos direcciones, y nunca en una sola.

    En ese sentido reproducimos un texto del sociólogo Jorge A. González (1993) de México cuando afirma que "las implicaciones entre productores y públicos conforman precisamente lo que es un género: una estrategia de comunicabilidad que se comparte y en la que es posible reconocerse. Por ahí también hay una constante menos mundial que clasista y sexual. De estas dos primeras cuestiones y sus modos de aterrizaje en las localidades vivas, con nombre y apellido, casi nada sabemos. Las puras cifras de ganancias de las transnacionales del ensueño, difícilmente nos permitirán comprender lo que en el coloquio llamamos las repercusiones locales de las crisis (¿Cuál crisis?) ¿Por donde empezarnos? La formación de un público apto para soplarse cualquier cosa que se parezca a lo ya visto, con un poquito de inventiva, sobre todo en los efectos especiales o en las mutilaciones corporales, no es cosa despreciable. Pero ¿ese público que en realidad son muchos, se defiende? ¿Hace algo con lo que ve? ¿O se lo traga para pedir después más de lo mismo?" (Sub. nuestro).
  • La otra cuestión relevante tiene que ver con el tema de moda en las reflexiones actuales: la modernidad. ¿Cómo entender, desde la vertiente comunicacional masiva de los grandes medios y su cultura de masas, la modernidad desde la periferia que es América Latina? Y volvemos a interrogarnos, junto con Jorge A. González (México, 1993), al formularnos las siguientes preguntas: "¿Cómo se realiza la gestión pueblerina de la "modernidad'? ¿Qué pedazo de ella nos estarnos refinando cotidianamente? ¿De qué manera hacemos las cuentas con ella? ¿Rechazamos todo para permanecer aislados? ¿Acabamos las fachadas de las casas y llevamos serenata con el radio a todo volumen? ¿Nos soplamos la densidad densa del aburrimiento decantada, de la soledad en compañía? 0 mejor nos aventamos de clavado en el sueño de la modernidad".
  • Habría que preguntarse por la confluencia de signos culturales, pero predominantemente masivos, en nuestras cotidianidades, en nuestra "sociología de lo vivido". Es más, las nuevas generaciones se identifican mayormente en términos de identidad con esos signos que con aquellos que le han dicho hasta el cansancio que les pertenecen por herencia patria o de nacimiento. Aquí entramos en el problema de la identidad como discurso cargado de cierta nostalgia, por lo que perdimos, pero hay otra lectura de la identidad que surge de las realidades culturales mezcladas y entremezcladas, mestizadas o hibridadas, semantizadas y resemantizadas en lo cotidiano y en donde los medios nos hacen percibir de otra manera. Si se quiere fragmentada de culturas distintas y de campos culturales distintos, como a retazos.
  • Todas estas ideas fraccionadas y a lo mejor poco hilvanadas, nos llevan a plantearnos lo que Martín Barbero (Perú, 1992) afirma acerca de "los nuevos modos de abordar el estudio de la comunicación en América Latina. Los nuevos lugares desde los cuales estamos tratando de interrogar a los procesos de comunicación masiva, La pregunta básica sería esta: ¿Qué origina la fuerza social de los medios de comunicación?, ¿Qué es lo que hace la fuerza de los medios? (...)". 0 quizás, desde una perspectiva de formulación de políticas, el autor se pregunta: "¿Pueden llamarse políticas de comunicación, aquellas limitadas a reglamentar los medios y a controlar sus efectos sin que nada en ellas apunte a la atomización ciudadana, a contrarrestar la desgregación y el empobrecimiento del tejido social?, ¿y pueden llamarse políticas culturales, a aquellas que se limitan a contrarrestar el pernicioso influjo de los medios masivos con la difusión de obras de la auténtica cultura, sin que nada en esas políticas active la experiencia de las comunidades, su utopía, su propia cultura política, es decir su reconocimiento como sujeto social?".

    Hoy día nos cuesta imaginar y seguimos repitiendo viejas prédicas, que por muy ilustradas que ellas resulten, suenan a vacías y poco imaginativas ante los tiempos que corren y las cosas que pasan. Quizás nos sirvan de "pensamiento tranquilizador", como a manera de cierta nostalgia ante lo que fue la cultura y no lo es más, ante lo que pudiera ser la Comunicación y no es. Y los remordimientos nos aquejan en este "Fin de Siglo". El problema no es ni de la Cultura ni de la Comunicación, es nuestro y solamente nuestro, porque no hemos sido capaces de entender lo que una mujer sencilla y común le expresaba al intelectual:
    ... un escritor de ensayos y novelista, le explicaba acerca de las "operaciones de manipulación y alienación de las que está siendo objeto" a la "pobre mujer" aficionada a la telenovela, a los "teleculebrones" como los propios intelectuales las llaman, que además la ve llorar y sufrir con los actores-personajes. Que siente que se angustia profundamente con lo que a hombres y mujeres que transitan frecuentemente frente a la pantalla televisiva les pasa: primero a las 12 m., luego a la 1:00 p.m. y después a las 3:00 p.m. vuelven a las 9:00 p.m. y se repiten (a veces) a las 10:00 p.m., inclusive los sábados. Le dice que todo es truculencia, que esos lloros y escenas de tragedia son pura ficción... Y la mujer, ya no tan pobre, se le voltea seria y con el ceño fruncido lo interpela: "Usted no se da cuenta, y no parece inteligente, que ésta es mi hora de llorar, que es el momento para llorar y angustiarme, y para sufrir......
    Es algo más complejo que la alienación y la manipulación de las conciencias...

NOTAS Y REFERENCIAS

(1) Rama, Angel: "La ciudad escrituraria". En el texto de él mismo: La crítica de la cultura en América Latina. Biblioteca Ayacucho. Venezuela, Caracas, 1985. Página 3.

(2) Barbero, Jesús Martín: "Dinámicas urbanas de la cultura". En el folleto: Mediaciones urbanas y nuevos escenarios de comunicación, Editado por FUNDARTE dentro de la Cátedra Permanente Imágenes Urbanas. Venezuela, Caracas, 1994, Páginas 13 y 14.

(3) Brunner, José Joaquín: "Tradicionalismo y modernidad en la cultura latinoamericana". En el texto colectivo (varios autores): Entre Públicos y, Ciudadanos. Editado por Calandria, Asociación de Comunicadores Sociales. Perú, Lima, 1994. Página 64.

(4) Referido por J. Habermas en 1982 en la publicación periódica New German Critique, Nº 26. Tomado del texto de Beritain, Jesetxo: Representaciones colectivas y proyecto de modernidad, Antrhopos. España, 1990, Página 140.

(5) Adorno, T. W.: y M. Horkheimer: Dialéctica de la Ilustración. Fragmentos filosóficos, Editorial Trotta. Página 146 y ss.

(6) Rositi, Franco: Historia y teoría de la cultura de masas Editorial Gustavo Gili. España, Barcelona, 1980. Página 30 y ss

(7) Citado por Nuño, Juan: "¿Cultura popular o enlatada?", en el Suplemento cultural de Economía Hoy (Domingo Hoy) del 17 de abril de 1974. Página 23.

(8) Wellmer, Albrecht: Sobre la dialéctica de modernidad y postmodernidad. Editorial Visor. España, 1993. Página 47 y ss.

(9) Martín Barbero, Jesús: De los medios a las mediaciones. Ediciones Gustavo Gili. México, Barcelona, 1987. Página 43.

(10) Citado fragmentariamente por Mardones, José María: Capitalismo y religión. Editorial Sal Terrae. España, 1991. Páginas 171 a 176. El autor trabaja los siguientes textos de Bell, Daniel: 1) "Modernismo y Capitalismo", en Partisan Review 2 (1978) y, 2) Las contradicciones culturales del capitalismo. Alianza Editorial. España, Madrid 1977.

11) Pasquali, Antonio: Comunicación y cultura de masa . Ediciones de la Biblioteca de la Ü.C,V.. Venezuela, 1963. Hay una edición, a su vez reeditada, de Monte Avila Editores. Caracas, 1972.

12) Entrevista al Profesor Antonio Pasquali realizada por un grupo de alumnos de la Escuela de Comunicación Social de la U.C.V.. Reproducida en los Cuadernos APUNTES, Cuadernos de la Escuela de Comunicación Social de la U.C.V. N- 22: "Antonio Pasquali: los desafíos de la comunicación". Página 47 a 56. Venezuela, 1991.

13) Silva, Ludovico: Teoría y Práctica de la ideología. Editorial Nuestro Tiempo. México, 1974. Especialmente las páginas 152 a 222.

(14) Adorno, Theodor: La industria cultura . Editorial Galerna. Buenos Aires, 1967. Página 9.

(15) Adorno, Theodor y M, Horkheimer: "La industria cultural: ilustración como engaño de las masas", en Sociedad y comunicación de masas (varios autores). Fondo de Cultura Económica. México, 1977. Páginas 393 y 394.

(16) Adorno, Theodor: "Prólogo a la televisión", en Intervenciones. Nuevos modelos de critica, Monte Avila Editores. Caracas, 1969. Página 63.

(17) Martín Barbero, Jesús: De los medios a las mediaciones, Op. cit. en (9). páginas 49 y ss,

(18) El filósofo Ralf Dahrendorf en Un diálogo con otros filósofos y pensadores (recogido en el texto Haberrnas, Jurgen y otros: Herbert Marcuse. Editorial Gedisa (Serie Conversaciones). España, (1980) "llega a apuntar que "a mis ojos Adorno era un moderno pesimista de la cultura, muy alemán en toda su orientación, muy antiindustrial y antimoderno, un soñador de un mundo incorrupto".

(19) Ver el ensayo de Adorno y Horkheimer: "La industria cultural: ilustración como engaño de masas". Op, c!L en (15). Acaba de aparecer una excelente versión, revisada y recreada lingüísticamente y filosóficamente por Juan José Sánchez, en la Editorial Trotta, España, 1994, Ver cita (5).


(20) Habermas, Jurgen y otros: Herbert Marcuse. 0p. cit, en (18), Páginas 159 y 160.
(21) Citado a pie de página por Benjamín, Walter: "El arte en la época de su reproducción mecánica". Este ensayo breve, pero extraordinario por su lucidez al adelantarse a los tiempos, lo podemos encontrar en nuestro medio en dos fuentes: Discursos interrumpidos, Editorial Taurus. Madrid, 1974. 0 también en Sociedad y comunicación" masas (varios autores). Op. cit. en (15). Páginas 433 a 459. La cita en partícular la hemos tomado de esta última fuente. Página 442.

(22) Ibid. Página 459

(23) Citado por Wellmer, Albrecht: Sobre la dialectica de modernidad y postmodernidad. op. cit. en (8) Página 47.

(24) Castoriadis, Cornelius: "Transformación social y creación cultural", en la Revista Comunicación Nº 81. Primer Trimestre de 1993. Editada por el Centro Gumilla. Caracas, 1993. Página 22.

(25) Benlamin, Walter: "El arte en la época de su reproducción mecánica", Op. Cit. en (21). Páginas 437 y 439.

(26) Benjamín, Walter: "El arte en la época de su reproducción mecánica". Op. e¡ . en (21). Páginas 437 y 439.

(27) Barbero, Jesús Martín: ( "Mediaciones urbanas y nuevos escenarios de comunicación"). En el folleto Mediaciones urbanas y nuevos escenarios de comunicación- Op c . en (2). Página 39.

 

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