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  de Tecnología

Contenido

PRESENTACIÓN
Roberto Guevara

LOS MUSEOS Y EL PÚBLICO
Armando Gaglíardi

El consumo cultural

PARA PENSAR LO MASSMEDIÁTICO O LA FASCINACIÓN DE LA COMUNICACIÓN MASIVA
Marcelino Bisbal

POLÍTICAS CULTURALES Y PÚBLICOS
Carlos Guzmán Cárdenas

LA ATENCIÓN AL PÚBLICO COMO CANAL DE IMAGEN
Oscar Ernesto Buroz

El Estudio del Público

VENTURAS Y DESVENTURAS DE LOS ESTUDIOS DE PÚBLICOS
Graciela Scbmilcbuk

Estudios de Casos

PÚBLICOS Y MUSEOS
- ALGUNAS REFLEXIONES Y EXPERIENCIAS
Carmen Teresa Soutiño

LA ACCIÓN EDUCATIVA DEL MUSEO DE BELLAS ARTES:
UNA MANERA DE ESTRECHAR VINCULOS CON LA COMUNIDAD

José Ignacio Herrera

MUSEO ARMANDO REVERÓN - UN MUSEO QUE TUVO PÚBLICO ANTES DE SER MUSEO

María Elena Huízi Castillo

EL DEPARTAMENTO DE EDUCACIÓN COMO ENTE INTEGRADOR Y DINAMIZADOR DEL PÚBLICO EN LOS MUSEOS
María Gabriela Gil

Investigaciones

UNA APROXIMACIÓN AL PERFIL DEL VISITANTE DEL MUSEO DE CIENCIAS

Haydee Logreira

EL MUSEO DE LOS NIÑOS DE CARACAS Y SUS VISITANTES
Carolina de Navarro Josnil Rojas

LA POLÍTICA DE PÚBLICO EJE DE LA TRANSFORMACIÓN DEL MAVAO
Emilia Maury de Pearce

LA ESPECIALIDAD DE LA CASA.- UN MENÚ AL GUSTO DEL CLIENTE
Milagro Gómez de Blavia

CONCLUSIONES

 


III
Estudio de Casos
PUBLICO Y MUSEOS
Algunas Reflexiones y Experiencias

Carmen Teresa Soutiño
Egresada como Arquitecto de la Universidad Central de Venezuela, Caracas, 1987.
Estudios en la Escuela de Letras, Universidad Central de Venezuela. Fue jefe del Departamento de Educación de la Galería de Arte Nacional. Se ha desempeñado como Curadora de exposiciones en la galería de Arte Nacional y en FUNDARTE.




Los aspectos que definen y envuelven la relación público -museo ha sido principal motivo de reflexión e investigación para un vasto número de estudiosos de la comunicación en los museos. También ha sido ésta una de las principales inquietudes de los directivos de estas instituciones y de las personas que, en el nivel de la gerencia, tienen a su cargo las actividades de proyección museística. Evidentemente, las instituciones que tienen como misión la difusión de la cultura, en cualquiera de sus manifestaciones, tienen la obligación y aún más, la necesidad de conceptuar y operacionalizar la comunicación institucional. El presente trabajo pretende explicar brevemente, sin pretender con ello dar ninguna receta, cómo ha sido, para los que trabajamos en la Galería de Arte Nacional, el acercarnos a las diversas áreas de reflexión relacionadas con el problema de la comunicación en los museos, elemento básico en la relación que se establece entre el museo y su público.

Hemos partido para esta reflexión sobre la consideración de los elementos esenciales que constituyen la razón de ser de una institución museística, los cuales deben ser tomados en cuenta a la hora de plantearse el problema de la comunicación del museo. Estos elementos incluyen desde las exposiciones que los museos realizan , principal medio de comunicación que estas instituciones poseen para llevar a su público la información que desean transmitir, hasta las acciones que se realizan a través de los medios de comunicación masiva y de las estrategias y acciones educativas que se establecen de manera directa con el visitante.

Como es del conocimiento de todos, los estudiosos distinguen esquemáticamente cinco componentes en el acto de la comunicación: el referente, el emisor, el receptor, el mensaje y el canal o medio. También sabemos la dificultad que entraña el dar una definición de cada uno de estos componentes, pues de lo que hablamos a la hora de referirnos a ellos no son de entes abstractos, sino de los aspectos que conciernen a la vivencia y razón de ser del hombre, de las leyes y arbitrariedades que conforman su mundo. Haciendo conciencia de la complejidad de este esquema y tomando esa misma complejidad como el hecho que lo acerca más al universo humano, hemos partido de él como punto central para comenzar nuestro estudio en cuanto a la relación que queremos establecer entre nuestro público y nuestra institución. ¿Qué queremos lograr como museo? ¿cuál es el sentido de ser de nuestra institución dentro de la comunidad? ¿hacia quienes debemos dirigir nuestro mensaje? ¿cómo es la mejor manera de comunicarlo?

En nuestro caso hemos querido partir de aquello que define esencialmente a una institución como la nuestra, lo que le da su razón de ser: su colección de obras de arte; y su deber de conservarla, difundirla y estudiarla. Teniendo como referencia este hecho nos hemos atrevido a considerar la obra de arte como imagen no sólo estética, sino como aquel objeto en el cual el artista ha logrado recoger, de forma eterna y única, la vivencia de lo absoluto y cuyo conocimiento y descubrimiento surgen cada vez como una imagen nueva y única del mundo al ser confrontada en diferentes épocas, en diferentes contextos. Por ello partimos de la premisa de que los contenidos de la obra de arte transmite a un público se consideran como mensaje; no sólo desde la perspectiva de su valoración como hecho estético, sino también en función de un análisis de contenido más amplio que incluye tanto la diversidad de los elementos que las obras comunican como los que son aportados por todo el contexto del acto de comunicación museística. Aquí me refiero tanto a los contenidos temáticos, históricos, técnicos, cronológicos y culturales que pueden hacer que el público ubique y sitúe las obras expuestas dentro de un contexto, como la información visual y auditiva que rodea y apoya la puesta en escena de estas obras.

Hacia quien va dirigida nuestra labor, la manera de comunicar para hacer accesible los sentidos o significados del mensaje o mensajes contenidos en una obra de arte, y los distintos medios a través de los cuales éstos son transmitidos: las exposiciones en primer grado, y las publicaciones y los medios de comunicación, en una segunda instancia, son los puntos de partida que hoy en la Galería de Arte Nacional hemos tomado en cuenta para el estudio de la relación entre el público y el museo.

La primera pregunta que nos surgió fue conocer si el público (receptor), ése por el cual estamos hoy aquí congregados, tiene necesidad de nuestro trabajo (emisor), y cuáles son las expectativas acerca de lo que hacemos. Hasta los momentos habíamos trabajado de manera unidireccional. Nuestra misión institucional: conservar, investigar y difundir las obras de arte venezolano de todos los periodos y tendencias, había sido llevada a cabo teniendo como receptores a un público general, abstracto, dado por conocido de antemano, hacia el cual desempeñábamos las funciones esenciales de nuestro trabajo: la ejecución de exposiciones con sus textos de sala, sus catálogos y su difusión por prensa. Sin embargo, el hecho de buscar maneras alternativas para compensar las fallas de un deficiente sistema educativo, la necesidad de sitios módicos para el entretenimiento así como la diversidad y alcance de la información suministrada por los medios tecnológicos de comunicación masiva, han hecho llegar a nuestros museos nuevas categorías de público que nos obligan a redimensionar la forma tradicional de mostrar y comunicar el arte.

Esto ha originado que nos preguntáramos ¿Cómo realizar exposiciones, materiales y prestar servicios museísticos cuyos contenidos sean accesibles y pertinentes para este vasto universo de desconocidos? Ello ha llevado a la necesidad de proponer como una de nuestras principales políticas institucionales que toda actividad museística que llegue al público debe estar concebida, planificada, ejecutada y evaluada como acto de comunicación. Es este enfoque del museo, como medio ideal para la relación entre la obra de arte y el público, lo que nos ha puesto a priorizar, dentro de nuestras dificultades actuales, el rol que la comunicación cumple tanto dentro de la institución misma como en las relaciones de la institución con esa comunidad, comenzando a ser conocida, que es su público.

Hemos comprendido que los mensajes emitidos por los museos, en vez de deambular por el universo de visitantes, sin un rumbo fijo, deben apuntar certeramente a los receptores y a sus intereses y gustos. En este sentido, hemos comprendido también que una vez que el público entra al museo y que se encuentra frente al material expositivo comienza el proceso de mutuo conocimiento entre público y museo.

CÓMO IDENTIFICAR AL PÚBLICO CON EL QUE EL MUSEO DESEA COMUNICARSE

En primer lugar, hemos considerado esencial para el proceso de formulación de una política de comunicación en los museos, identificar los grupos con los cuales los museos desean comunicarse y aquellos que desean comunicarse con él. Cómo hacerlo ha sido el segundo paso. Para ello debemos partir de la esencia de la institución, de su perfil: sabemos que en el caso de la Galería de Arte Nacional, el hecho de ser el museo del arte venezolano de todos los períodos y tendencias nos hace tener una repercusión no sólo en el contexto nacional sino también en el internacional. En las obras de nuestra colección atesoramos un legado valioso de la historia no sólo del arte, sino social, económica, emocional de nuestro país. En tal sentido, nuestro trabajo abarca áreas que van desde un conocimiento académico hasta la integración en nuestros espacios con otras área del saber: la literatura, la sociología, la historia, la geografía.

Ello nos ha hecho tener conciencia de la diversidad tan vasta del público al que podemos y quizás tenemos la obligación de servir. Es evidente entonces que existirán muchos grupos, de diferentes características, y que para todos habrá que elegir y seleccionar aspectos específicos de información sobre las colecciones y sobre el campo del arte específico que deberá ser procesada a los fines de su comunicación efectiva a esos distintos tipos de público.

Este proceso es muy parecido a una estrategia de mercadeo, entendiendo éste como esa vieja actividad del hombre mediante la cual intercambia desde conocimiento hasta lo más elemental o básico: comida. Es, en realidad, una estrategia de mercadeo de la colección del museo, o de la obra de un artista, sólo que no se trata de "vender" en un sentido comercial, pero si se trata de "vender" en el sentido de seducir, persuadir, de convencer y de conmover. Aquí estamos tratando de identificar segmentos de "mercados" y de satisfacer su curiosidad, su deseo de disfrutar y de conocer el arte.

Hemos considerado la posibilidad de ayudarnos con metodologías sencillas desarrolladas por los investigadores de mercado, las cuales pueden ser modificadas y adaptadas a las necesidades y objetivos del museo. Éste ha sido el primer paso en nuestro camino hacia el encuentro de nuestro público.

Es de destacar que la labor del área de proyección museística es de apoyo fundamental en este aspecto. Partiendo del concepto de museo como una institución de servicio hacia una sociedad, hemos comenzado a hacer una evaluación de nuestra acción para identificar a ese público y sus necesidades. Comenzamos por el público atendido en nuestras áreas de visitas guiadas, talleres y el área de investigación educativa desarrolladas por el Departamento de Educación, áreas que tienen como objetivo primordial lograr el acercamiento del público al hecho estético de una manera dinámica, participativa y creativa. Detectamos, en este sentido, la afluencia de un numeroso público de escuelas que solicitan nuestros servicios, lo que ha hecho que tomemos conciencia de la esencial labor educativa que se nos está reclamando hoy día.

Conformado por la dualidad docente-alumno, fue éste entonces el primer público con el cual decidimos establecer una comunicación más directa a fin de intercambiar opiniones y conocer sus inquietudes, Uno de los aspectos más importantes que deseamos conocer era el hecho de por qué visitaban nuestra institución; los docentes, en su mayoría, respondieron que venían al museo para tener un contacto o acercamiento con el arte y por lo que llaman práctica docente. Al consultársele sobre qué podía hacer el museo para mejorar su experiencia, la mayoría de ellos contestó que debería haber mayor información en prensa o en los medios de comunicación, y enviar el programa de las exposiciones a los colegios. Para muchos de los docentes, sin embargo, el museo no necesitaba hacer nada, el trabajo que realizaba estaba bien. En cuanto a los niños, éstos habían venido porque era una salida del colegio, el 100 % de ellos había disfrutado su visita y lo que más le había gustado eran las obras de arte y los talleres que habían realizado.

En un primer momento, las consultas realizadas a este público nos han permitido detectar una necesidad mayor de comunicación directa con las escuelas, de atender más a sus intereses, Ello nos ha hecho crear recientemente el programa "La Escuela y la Plástica en la GAN" con el fin de ir estrechando más directamente las relaciones y el intercambio con este público, al elaborar ya no sólo los catálogos de las muestras sino otros materiales que conecten los contenidos presentes en las muestras con el de sus objetivos en el aula, haciendo de su visita a nuestros espacios una experiencia mucho más grata, confortante y enriquecedora para el desarrollo integral tanto del niño como del docente.

Otro sector del público que hemos trabajado es el de nuestro taller permanente de expresión plástica, actividad que durante un año hace de la Galería un lugar de encuentro para abordar el arte y lograr el desarrollo de las inquietudes de expresión del niño, Quisimos evaluar cuál era la repercusión e importancia que tenía el hecho de que durante un año el niño pudiera tener contacto directo con las obras de arte de las exposiciones, y a partir de este contacto se les brinden las herramientas para que ellos puedan crear sus propias obras, puedan expresarse a través de un objeto tangible: un dibujo, una pintura. Nos dimos cuenta de que el público aquí involucrado no estaba conformado por los niños sino también sus padres, que la acción del museo en este ámbito estaba dirigida directamente hacia el contexto familiar. Los resultados nos han demostrado que la labor del museo en este aspecto es esencial.

Algunas de las preguntas realizadas a los representantes acerca de qué lo motivaba a inscribir a su hijo en el taller la mayoría de ellos contestaron que era una manera de ofrecer a sus hijos acceso al arte y de esta manera llenar el vacío que dejaba nuestra educación básica con relación a tan importante área del conocimiento; otros padres respondieron que habían inscrito a sus hijos para acercarlos al conocimiento de las artes plásticas, estimular su sensibilidad y compartir con ellos el disfrute y el interés por visitar museos. Cuando se les preguntó si consideraban necesarios los talleres de arte en el museo, el 100 % contestó que sí, que éste era el ambiente ideal en el cual se daba el contacto directo con las obras y la posibilidad de conocer a los artistas. Sobre las repercusiones y beneficios de los diferentes aspectos que sus hijos habían aprendido en el taller el 100 % de los representantes contestaron que estos habían generado en su hijo un mayor crecimiento interior, tener un mejor desenvolvimiento y hacerlo un ser más creativo, aprendiendo a expresarse mejor,
Son estos dos de los tipos de público con los que ya hemos empezado a trabajar, no ya de manera intuitiva, sino con pleno conocimiento de sus intereses. Comenzamos a reflexionar sobre el hecho de lo que significa ser un lugar de alternativas a la educación formal. Nuestro público ha expresado esa palabra: alternativas. Sabemos que la educación que se da en nuestros espacios no es sólo una educación académica que se imparte a través de conocimientos abstractos, sino que se basa esencialmente en el contacto directo con obras de arte que convierten esto en experiencias vitales que no pueden darse en otro contexto. La labor educativa que parte del museo abarca un radio de acción que va desde el juego con las obras de arte, la fabulación de historias sobre ellas, del crear cosas que son gestadas en el momento de ese acercamiento, como por ejemplo, al observar el movimiento en una obra de Jesús Soto o sentir nuestra heroicidad al contemplar , recrear y fabular a partir de las batallas y héroes plasmados en las obras de arte.

CONCLUSIÓN.
UN EMPEZAR A CONOCERNOS

Para concluir y dejar este problema abierto, hemos comprendido que desde una política hasta un Plan de Comunicación hay un recorrido trabajoso de reflexión y análisis, pero ha sido una necesidad el hacerlo y ha comenzado a rendir sus frutos.

Para muchos museos el mercadeo de sus servicios no es una actividad nueva. Muchas de las personas que integran sus equipos de trabajo tienen experiencia en este tipo de actividades, pero no está de más recordar que la publicidad es una cosa y mercadeo es otra. El mercadeo es una herramienta de negocios que coloca al consumidor en el centro de un proceso de decisiones de compra, las cuales el investigador de mercado identifica, anticipa y satisface las necesidades de un grupo de personas y esta información es utilizada por la publicidad, en función del hombre de negocios que produce o vende los productos o servicios, al grupo.
En los museos, y en nuestro caso, hemos sentido la necesidad de utilizar esta herramienta de negocios para identificar y conocer a nuestro público. Pero, hemos comprendido que no nos basta con decidir hacer "un estudio de mercado". En nuestro caso se trata también, claro está, de identificar audiencias, de saber cuáles son sus gustos e intereses, y de satisfacerlos, pero este proceso ha sido también aprovechado para conocernos más a nosotros mismos como instituciones de servicio público, como educadores, como comunicadores, como curadores, como conservadores, como investigadores y como todas las "personas" institucionales que somos los museos.

Una vez, en los sesenta, dijo Peter Brook refiriéndose al acto teatral, que para que éste ocurra no basta un escenario con un actor y un espectador. Brook aclara que son necesarios al menos dos espectadores y un actor ya que la comunicación que se da entre los espectadores es también un componente esencial del acto teatral. Pudiéramos extrapolar esta afirmación de Brook, y decir que el acto expositivo no se de sólo cuando se encuentran la obra y un espectador, podemos afirmar, también, que es necesaria la comunicación entre dos espectadores en el acto de ver, disfrutar y entrar en conocimiento con y de la obra de arte que también es necesaria la participación de un conjunto de componentes asociados a dicho acto. El museo debe llegar a conocer a fondo esta dinámica de comunicación y los contenidos que transmiten y que se pueden devolver como valiosa información para el museo en este acto y en este momento.

No resulta sencillo formular una propuesta acerca de cómo podemos llegar a conocer ese complejo mundo de interacciones entre público de museo y obras de arte; pero hemos comprendido que empezar a hacerlo es nuestro primer paso en la dirección de alcanzar, en alguna medida y de alguna manera a ese público que como ya hemos comenzado a saberlo no es tan distinto de nosotros mismos.

 

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