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Armas y Armaduras
Estos
objetos son especialmente sensibles al moho que se produce por
el contacto directo con los dedos, su manipulación siempre
deberá hacerse por intermedio de guantes. La humedad
es principal factor de deterioro en este tipo de materiales,
por tanto se debe evitar su exposición a este elemento.
Sólo personal autorizado y adecuadamente capacitado podrá
manipular estos objetos, considerando los peligros que puedan
significar la incorrecta manipulación de armas.
Joyas
Toda joya debe ser envuelta inicialmente en papel de seda, y
de ser necesario mayor protección, se cubre mediante
algodón. Nunca en tela, pues de engarzarse alguna
parte delicada o detalles en el tejido, podrían abrirse
las monturas con el consecuente extravío de componentes.

Las piezas de joyería no deben ser manipuladas sino bajo
el control de personal calificado.
Esculturas de gran formato
El desplazamiento de esculturas de grandes dimensiones plantea
un problema que debe ser resuelto por especialistas. Esta actividad
representa un gran riesgo de accidentes tanto para personas
como para la obra misma, por lo que su ejecución debe
estar planificada y provista de todos los recursos humanos y
técnicos necesarios.
Aún cuando una escultura de gran dimensión pueda
ser levantada a mano, su traslado deberá realizarse siempre
sobre vehículos acolchados sujetada adecuadamente. Antes
de cualquier movilización, es importante realizar un
examen de la obra que determine las zonas frágiles y
de alto riesgo en el objeto y atiéndase éstas
con especial interés.
Nunca ejerza presión en partes sobresalientes
de la obra (cabeza, manos, cuello, etc.).
Nunca apoye obras de grandes dimensiones directamente
sobre el suelo, ya que su suspensión se verá dificultada.
De ser necesaria la apariencia de que la obra esté directamente
sobre el suelo, deberá proveerse de un soporte plano,
preferiblemente de madera sólida, cuyas dimensiones sean
inferiores al objeto a sostener pero con un grosor superior
a los 2 cms. De esta manera podrá fácilmente suspenderse
la obra mediante la introducción de una cuña de
madera.
Piezas de Ebanistería y Mueblería
Emplear siempre vehículos apropiados al tamaño
y peso de las piezas. No transportar sobrecarga. Cuando se requiera
el traslado de varios muebles, intercálense suficientes
cojines para evitar el contacto y roce entre las piezas. 
En aquellos objetos que posean placas de mármol, éstas
deberán ser retiradas. El transporte del mármol
deberá hacerse de manera que éste se coloque en
sentido horizontal.
Nunca empujar o arrastrar estos objetos debido a la fragilidad
de sus bases. Para el transporte cubrir los muebles tapizados.
No exponer al contacto los tejidos.
Textiles
La manipulación de textiles debe realizarse, preferiblemente,
bajo la dirección de personal calificado.
La higiene de las manos es imprescindible en la manipulación
de este tipo de materiales, ya que su fragilidad restringe los
tratamiento de limpieza.
Evitar que el tejido soporte su propio peso, utilizar barras
o cilindros de sostén. Aún cuando el tejido aparente
resistencia, nunca deberá ser sometido a tensiones.
Al enrollar los textiles en sus soportes, retirar cualquier
elemento sobresaliente, que pueda enredar y halar las fibras
del tejido, igualmente cuidar de alisar los pliegues y arrugas.

Evitar todo lo posible el doblado de piezas textiles, en casos
inevitables proceder al forrado de las unidades mediante papel
de seda.
En este caso debe colocarse al exterior la superficie derecha.
Los tapices y alfombras enrollados sobre cilindros deben ser
levantados por dos personas, cada una de ellas sujetará
un extremo. Al descolgar tapices de una exposición, deberán
cuidarse las medidas de seguridad para el personal que trabaja
en escaleras. Asegúrese la estabilidad de estos elementos.
Los maniquíes vestidos deben permanecer cubiertos durante
su transporte y almacenaje provisorio. Cuidar de sujetar siempre
el armazón del maniquí, de manera de evitar todo
contacto con las piezas de tela.
Obras de papel sin montar
Las hojas de papel deben ser levantadas únicamente por
las esquinas superiores, de manera que caigan libremente sin
que se produzcan pliegues o arrugas.
El traslado de este tipo de obras exige el uso de superficies
planas, lisas y limpias (cartón por ejemplo), sobre las
cuales serán colocadas en forma horizontal. Una forma
más apropiada para el traslado resultan los portafolios,
sobres, o cajas especiales. También puede ser útil
el uso de dos láminas de cartón que protejan la
obra durante su movilización.
Nunca doble o enrolle obras de papel. De ser inevitable
al enrollar una obra, hágalo con la cara hacia fuera
y con una hoja limpia cubriendo totalmente la superficie.
Reunir varias obras que no están montadas sobre un soporte,
es una práctica no recomendable pero a veces resulta
inevitable. En este caso las siguientes sugerencias consideran
esta posibilidad. Si las obras son de pequeño tamaño,
coloque cada obra dentro de una hoja doblada por la mitad, a
manera de carpeta. Ello evita que la obra sufra contactos innecesarios.
Las obras a carboncillos, lápiz, u otros medios fácilmente
borrables, requieren atención especial en cuanto a su
manipulación, embalajes traslado.
Nunca debe colocarse una obra sobre otra, sin que medie
una separación de papel glassine entre cada obra.
El traslado de varias obras reunidas sólo puede ser realizado
correctamente utilizando cajas especiales, las cuales deberán
mantenerse absolutamente niveladas.
Nunca se mantengan reunidas varias obras más allá
del tiempo necesario. En caso de requerir agrupar obras, haga
conjuntos pequeños y protéjalos mediante la colocación
de una hoja grande sobre el grupo.
Si necesita localizar una obra dentro de un agrupamiento, proceda
a separar obra por obra creando un nuevo conjunto, hasta encontrar
lo buscado.
Obras de papel montadas
Maneje cada obra únicamente por su soporte. Evite el
contacto de las manos con la superficie trabajada. Mantenga
la obra ya montada sobre una superficie plana en posición
horizontal.
Las obras montadas en un passe-partout doble debe colocarse
un papel tipo glassine, durante todo el tiempo que la obra permanezca
guardada, o cuando esté siendo transportada. El reunir
obras montadas, debe atender a los mismos cuidados señalados
anteriormente que para el caso de las obras sin montar.

El traslado de este tipo de obras de papel requiere la utilización
de un carro con gavetas o uno de plataforma.
Seguridad
en el Museo
Un Museo, como entidad depositaria responsable de la salvaguarda,
preservación y divulgación del patrimonio de una
comunidad, debe encarar con responsabilidad el aspecto de seguridad
de su acervo cultural.
La pérdida o destrucción de cualquier material
histórico, artístico o científico significaría
siempre un perjuicio para toda la comunidad.
De una manera general la seguridad aplicada a los Museos implicará:
- Prevención en la construcción
de edificios
- Protección contra incendios
- Protección contra robos
- Protección contra vandalismo
- Sistemas de seguridad y vigilancia
Prevención en la construcción
de edificios
- Es necesario informar y orientar a los
niveles directivos y administrativos acerca de la necesidad de
los sistemas de seguridad.
- En todas las instalaciones del Museo deben
estar equipadas con dispositivos de seguridad: alarmas, extinguidores,
luces de emergencia, etc. El edificio debe estar provisto de
pararrayos.
- En principio es aconsejable que el edificio
del Museo guarde considerable distancia respecto a cualquier
otra construcción.
Protección contra incendios
Una de las situaciones que exige mayor atención en los
Museos son las condiciones de seguridad personal y material,
en caso de incendio en la institución. Por lo tanto, es
importante conocer las causas que pudieran generar un accidente
de este tipo y cómo actuar en dicho caso.
Los incendios se producen por muy diversas razones:
- manipulación. imprudente de líquidos
inflamables
- instalaciones eléctricas deficientes
- instalaciones de aire acondicionado inadecuadas
- negligencia humana
La importancia de prevenir estos siniestros
requiere tomar en cuenta una serie de recomendaciones:
- El director y/o jefe de seguridad, en
colaboración con el servicio de bomberos, deben elaborar
un conjunto de normas precisas a seguir por el personal del Museo.
El servicio de bomberos deberá comprobar que el personal
conozca bien las normas y su cumplimiento. Todas las instalaciones
eléctricas del Museo deben ser revisadas periódicamente
por especialistas, de acuerdo con un calendario fijo.
- Nunca
deben hacerse conexiones eléctricas improvisadas.
- Antes de intentar apagar un incendio,
el personal debe hacer funcionar la alarma y avisar al cuerpo
de bomberos.
- Evitar que el público y el personal
fume en las áreas de alto riesgo (escaleras, ascensores,
almacenes, biblioteca, salas de exposición, depósitos
de líquidos e inflamables, laboratorios, salas de máquinas,
sectores en reparación, etc.). Es aconsejable la colocación
de letreros y ceniceros en las áreas de entrada, para
que puedan ser vistos y utilizados por el visitante.
- Evitar la acumulación de materiales
de desecho o altamente inflamables.
- Evitar sobrecargas eléctricas.
- Todos los sistemas de seguridad deben
recibir mantenimiento periódico que garantice su óptimo
funcionamiento.
- Todo el personal del Museo debe estar
adecuadamente capacitado para actuar en situaciones de emergencia.
- Colocar los extintores en sitios fácilmente
accesibles.
- Indicar la dirección de salidas
mediante flechas y letreros de señalización.
- Mantener permanentemente libres las salidas,
escaleras y corredores de circulación.
- Cada institución debe realizar
periódicamente un simulacro de incendio y planes de escape
rápido, para poder entrenar al personal en las acciones
a tomar en caso de emergencia.
- El personal y los vigilantes deben estar
siempre alertas ante la posibilidad de que el fuego sea una maniobra
de distracción bien planificada, para encubrir un robo.
Debe considerarse igualmente que el grado de conmoción
o confusión generado en un siniestro es situación
propicia para un robo ocasional.
Es aconsejable que el personal esté entrenado para llevar
adelante un plan de rescate de objetos o colecciones que establezca
prioridades acerca de qué objetos salvar primero, cómo
y bajo qué condiciones. El supuesto debe planificarse
con todo detalle para asegurar su correcto funcionamiento, asignando
a cada miembro de] personal un papel a desempeñar.
El plan de salvamento debe enseñar dónde encontrar
los implementos tales como escaleras o material de embalaje,
dónde se guardan las llaves de reserva de las puertas
y vitrinas cerradas (lugar que deberá estar bajo la supervisión
de un vigilante), así como los lugares seguros donde poder
trasladar los objetos. La policía y el servicio de bomberos
deben tener conocimiento del plan.
Extinción de incendios
Es importante señalar que no sólo el personal de
Seguridad y Vigilancia debe estar entrenado sobre las particularidades
del elemento fuego, sino también todo el personal sin
distinción de jerarquía, funciones, edad y sexo.
Todos debemos tener nociones básicas para prevenirlo y
combatirlo, al menos inicialmente hasta la llegada de los integrantes
del cuerpo de bomberos.
Todo recinto de un Museo debe contar con elementos preventivos
contra incendios, adecuados a la naturaleza de las colecciones
y edificio.
Para combatir el fuego en sus distintas manifestaciones de origen,
actualmente se emplean diversas sustancias químicas, además
de las tradicionales, agua, tierra o arena seca. Debemos señalar
que al menos para el contenido de los Museos, el uso del agua
como elemento de extinción de incendios, puede colaborar
aún más a la destrucción del patrimonio
en forma irreparable, sobre todo manejada a gran presión.
Existen normalmente tres clases de fuego, producidos y originados
por materiales de distintas naturalezas, los cuales se han clasificado
con las tres primeras letras del alfabeto: "A", "B",
"C".
- Clase "A": provocado en telas,
tapices, madera, papel y elementos similares. Generalmente se
les denomina sólidos.
- Clase "B": provocado por materiales
inflamables, como la gasolina, petróleo, thinner, aceites,
alcohol, etc. Generalmente se les denomina líquidos.
- Clase "C": provocado por corto
circuitos en instalaciones eléctricas, alumbrados, energía,
motores y aparatos diversos. Generalmente se les denomina eléctricos.
Para combatir cada uno de estos tipos de fuego, existen diversos
medios:
- Clase "A": puede utilizarse
agua, arena seca, presión de agua con gas,. Existen extintores
manuales pintados en color rojo con la letra "A" impresa,
que trabajan por la presión de gas y agua.
Su forma de manejo es la siguiente: se toma el extinguidor en
forma vertical sin invertirlo, apoyándolo sobre el hombro,
si carece de agarradera. La pequeña manguera de que está
provisto deberá dirigirse hacia la base del fuego
y se efectuarán disparos más o menos prolongados
hasta lograr el efecto deseado.
- Clase "B": suele utilizarse
arena seca o tierra; cuando el foco inicial es reducido y pequeño
puede tratar de apagarse ahogándolo por medio de mantas
o telas gruesas. Se debe evitar la dispersión del líquido
inflamado. No usar agua. Existen extinguidores manuales
generalmente pintados de azul con la letra "B" impresa.
Se usan con las mismas precauciones del extinguidor "A",
con la salvedad de que en el caso del "B" para que
funcione hay que voltear el extinguidor.
- Clase "C'" acostumbra usarse
arena o tierra seca; los extinguidores para combatir esta clase
de fuego suelen estar pintados en amarillo o cromados, aunque
también los hay en color rojo, todos con la letra "C"
impresa.
Para accionarlos se les debe quitar el seguro y dirigir la pequeña
manguera a la base del fuego y presionar la palanca-gatillo de
forma intermitente y breve cada vez, pues el golpe de la presión
ayuda al elemento químico a sofocar el fuego. Existen
además extinguidores denominados "A". "B"
y "C", los cuales resultan ser los más apropiados,
por ser capaces de extinguir cualquier tipo de fuego en sus inicios,
si son utilizados convenientemente.
Para su manejo hay que desprenderle el seguro y apuntar la manguera
a la base del fuego oprimiendo la palanca-gatillo. Estos extintores
se utilizan en forma vertical.
Protección contra robos
En los Museos deben adoptarse medidas de seguridad que impidan
la desaparición de obras de colección. En está
sentido el desarrollo de una política eficaz de seguridad
contra robos debe considerar:
1. Necesidad de servicios de vigilancia en las áreas de
exposición.
2. Antes de la apertura de las salas de Museos, los vigilantes
deben proceder a una revisión general, para verificar
irregularidades o daños. Debe repetirse la operación
al cerrar las salas del Museo.
3. En caso de observar cualquier anomalía, debe darse
aviso al responsable o jefe de seguridad.
4. Debe vigilarse que el público no traspase las barreras
o cordones de protección que rodean los objetos expuestos
en sala, a menos que se trate de esculturas o instalaciones participativas.
5. Los vigilantes deben estar atentos con los visitantes cuyo
comportamiento parezca sospechoso.

6. En caso de robo, el responsable del Museo debe llamar inmediatamente
a la policía, después de verificar la ausencia
del objeto en los diversos departamentos del Museo.
7. La notificación del robo a la policía estará
acompañada de una descripción completa del objeto
robado, fotografías y señas particulares, igualmente
una lista de los comerciantes y coleccionistas con quienes pudieran
contactar los ladrones.
8. Es importante que el Museo establezca un inventario sistemático
de su acervo para impedir preventivamente extravíos, así
como para llevar un control de la existencia y estado de las
colecciones.
9. Durante la realización de trabajos de mantenimiento
en áreas donde se encuentren objetos, éstos deberán
ser retirados. De no ser posible su retiro, los objetos deberán
protegerse especialmente y los trabajos podrán ser adelantados
bajo la permanente vigilancia de la seguridad del objeto en cuestión.
10. Cualquier salida de objetos o colecciones del Museo deberá
ser reportada a la vigilancia y seguridad del Museo, y el procedimiento
deberá estar autorizado por escrito por la Dirección
de la Institución o por el responsable designado.
11. Para evitar la especulación, el tráfico ilegal
de obras y las propuestas de rescate, los Museos no deben hacer
público el valor de sus objetos.
Protección contra el vandalismo
Debido a la diversidad de público que visita los Museos,
el personal debe estar preparado para enfrentar acciones de carácter
irracional, como el vandalismo.
A fin de prevenir las repercusiones negativas que cualquier acto
vandálico pudiera ocasionar a los objetos que el Museo
atesora, las siguientes recomendaciones son de gran utilidad:
1. Todos los objetos expuestos deberán estar protegidos
físicamente: los cuadros colocados bajo vidrios antireflectantes,
los objetos dentro de vitrinas seguras, los frescos retirados
mediante cordones, plantas, o plataformas elevadas, que no afecten
la estética de los objetos.
2. En general la vigilancia eficiente e intensiva es el mejor
modo de evitar las agresiones contra las obras de Museos. Aunque
los actos maniáticos, por su carácter irracional
son difíciles de prevenir, los vigilantes deben aprender
a ser finos observadores, sensitivos a las manifestaciones y
comportamientos particulares del público visitante.
3. Los actos de vandalismos dependen en buena parte de la imagen
que el Museo ofrezca al público. Tanto en el exterior
del Museo como en las salas y sectores abiertos al público,
debe mantenerse un ambiente limpio, agradable y en buen estado.
¿Qué hacer en caso de actos de vandalismo?
En presencia de un ataque irracional o de vandalismo, la primera
y más importante medida es prevenir la extensión
de los daños. La detención del responsable es un
asunto de importancia secundaria, salvo que sea la manera de
evitar nuevas agresiones.
Si una pintura es rociada con un líquido debe inmediatamente
ser secada mediante un paño limpio (un pañuelo,
por ejemplo), a la vez que se notifica el hecho al Director o
al técnico especialista. El objeto agredido debe ser trasladado
sin dilación al taller de restauración para identificar,
cuantificar y reparar los daños.
Sistemas de Seguridad y Vigilancia
Todo sistema de seguridad y vigilancia en un Museo tiene como
finalidad primordial el proteger los objetos y colecciones de
la misma institución. Contribuye además en la conservación
de los mismos, toda vez que impide el contacto directo del público
con las piezas o el comportamiento inadecuado de algún
visitante.
En los servicios de seguridad y vigilancia consideramos tanto
los dispositivos o sistemas especiales, como el recurso humano
que presta tal servicio. En este sentido clasificamos los sistemas
de seguridad y vigilancia según su radio de acción,
en tres tipos:
1. Seguridad y Vigilancia externa: corresponde a la efectuada
en las áreas exteriores de la institución (a través
de muros y cercas).
2. Seguridad y Vigilancia interna: son los servicios prestados
por equipos especiales o por personal que recorre las áreas
interiores de la edificación (salas, oficinas, talleres,
pasillos, balcones, escaleras, etc.).
3. Seguridad y Vigilancia especial: es el servicio que de manera
particular se presta en áreas delimitadas a objetos o
colecciones específicos (cajas de seguridad, vitrinas,
salones, objetos, etc.).
Es importante destacar que el elemento humano es el factor insustituible
en todo proceso de seguridad y vigilancia, puesto que en el hombre
radica desde la planificación y diseño del sistema
hasta su adecuada puesta en servicio y supervisión.
Las funciones del personal asignado a estas tareas deben estar
perfectamente definidas y ser bien conocidas por todos los funcionarios
de la institución. En términos generales, consiste
en la supervisión del cumplimiento de las normas, reglamentos
y disposiciones establecidas para la protección del patrimonio
del Museo, especialmente de sus colecciones. Tales disposiciones
deben ser previamente definidas por el personal técnico
del Museo (especialistas en conservación, museografía,
administración y seguridad).
Personal de Seguridad
Jefe de seguridad
El jefe de seguridad del Museo es el funcionario encargado de
supervisar y organizar el funcionamiento de todas las instalaciones
y sistemas técnicos de seguridad de la institución.
Igualmente debe velar por el adecuado adiestramiento del personal
adscrito a funciones de seguridad. Sus funciones son:
1. Establecer normas de seguridad para prevenir robos, deterioros
y daños a los objetos patrimonio del Museo.
2. Preparar a los vigilantes ante cualquier eventualidad o emergencia
ocurrida (incendios, inundaciones, terremoto, etc.).
3. Supervisar que los sistemas de comunicación exterior
y luces de emergencia se encuentren en condiciones de ser utilizadas
en cualquier momento.
4. Realizar recorridos frecuentes por las instalaciones del Museo.
5. Llevar registro de las novedades ocurridas y reportarlas a
la Dirección del Museo.
6. No deberá abandonar el edificio bajo ningún
concepto. En caso de ser notificado de emergencias en los exteriores
del Museo, notificará a las autoridades pertinentes mediante
los medios de comunicación apropiados.
7. Realizar inspecciones diarias en el interior y exterior del
edificio, junto con los vigilantes a su cargo. Revisará
las condiciones de ventanas, puertas, tragaluces, etc. Igualmente
revisará las condiciones de las estructuras y los sistemas
eléctricos.
Vigilantes diurnos
Son los funcionarios encargados de la vigilancia de las salas
o sectores del Museo, durante el horario de atención al
público. Sus funciones son:
1. Recibir y entregar la sala o sector con los reportes de novedades
que hubiere.
2. Supervisar el estado de la sala y de las colecciones expuestas
al momento de recibir el turno y antes de entregarlo.
3. Vigilar y prestar un servicio mínimo de orientación
a los visitantes que lo soliciten.
4. Cerrar y asegurar puertas y ventanas existentes en la sala
a su cargo.
5. Llevar un registro ordenado y diario de las novedades ocurridas
durante su trabajo. Dicho registro deberá estar firmado
diariamente por su superior inmediato.
Vigilantes nocturnos
Son los encargados de la seguridad y vigilancia de las instalaciones
del Museo cuando éste ha sido cerrado al público,
o durante los días feriados. Sus funciones son:
1. Recibir y entregar el Museo con los reportes de novedades
que hubiere.
2. Supervisar los sistemas de alimentación eléctrica
y aparatos eléctricos que hayan quedado conectados, igualmente
revisar puertas y ventanas del edificio de manera de mantener
todo adecuadamente cerrado.
3. Supervisar los sistemas de alimentación de agua y descarga
de las mismas, procurando prever cualquier situación de
riesgo
Presentación de los vigilantes
1. Deberán presentarse a sus trabajos correctamente aseados;
si posee uniforme, debe portarlo en buenas condiciones. En caso
de contar con placa de identificación, ésta debe
colocarse de manera visible para que los visitantes del Museo
puedan apreciar con toda rapidez y seguridad su nombre y calidad
de encargado de la vigilancia.
2. Su trato o relación con los visitantes, no importan
cual sea su edad, sexo, raza o condición social, deberá
ser en todo momento cordial y atento. En el caso de verse obligado
a llamar la atención de alguien, lo hará en forma
mesurada.
Dispositivos técnicos de seguridad
La importancia y efectividad de los sistemas de detección
ha sido reconocida y su tecnología se ha desarrollado
hasta el punto de poder, en muchos casos, ser regulados a distintos
tiempos de respuesta.
Para decidir el tipo de detectores a instalar, el Museo debe
siempre tener en cuenta los objetos bajo su protección
y su situación económica, a fin de seleccionar
el sistema o equipo más efectivo en relación a
su costo.
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